❄ Capitulo Diez ❄

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Siento los rayos del sol en mi rostro, tan fuertes que creo que hemos dormido más de la cuenta, abro mis ojos y lo que veo es al lobo dormido a mi lado. Me doy cuenta de lo apuesto que es, su piel bronceada pero suave y su larga cabellera negra, sus hermosos ojos azules y sus colmillos blancos y afiliados, si que es apuesto.
Con mi mano aparto unos mechones de cabello que cubrían su rostro y los coloco detrás de sus orejas, aprovecho para tocar su rostro pasando mis dedos con delicadeza por su mejilla y después por sus finos labios, aquellos que tanto amo besar, el encanto se rompe cuando siento como besa mis dedos haciéndome sobresaltar.

- Creí que estabas dormido -  sonríe y sujeta la mano que antes lo acariciaba.

- lo hacía -  besa mi mano  - pero tú me despertaste -

- lo siento, pero ya es tarde y tenemos que irnos -  sonreí al ver como hacia un puchero muy tierno.

- pero quiero quedarme más tiempo contigo -

- no seas infantil, tenemos que irnos -  trato de levantarme pero no me lo permite.

- ya basta, que dirán tus padres cuando vean que no llegamos a tiempo por tu culpa -  sus brazos se aferran con fuerza en mi cintura mientras trato de apartarlo con mis manos.

- les diré que tú me provocaste y por eso no llegamos a tiempo -  le doy un golpe en la cabeza tan fuerte que se ve obligado a soltarme lo cual aprovecho para levantarme.

- ¡Oye porque me golpeaste imbécil! -  exclama enojado mientras se soba el golpe.

- porque me hiciste enojar -  voy recogiendo mi ropa para vestirme.

- ah sí, pues como tú me hiciste enojar qué tal si te vas caminando y allá nos vemos - volteo en su dirección para ver que está enfadado por eso pero no lo dejaré hacer un berrinche.

- pues bien, me voy, no importa que no sepa el camino - 

- sigue de frente y llegarás -  se está poniendo difícil.

- si porque no importa que tarde más y que se haga de noche -

- ya ví que eres fuerte así que no te preocupes por eso -  el ya ha terminado de vestirse y se levanta dispuesto a irse.

No quería hacer esto pero no me deja opción.

- aún si un demonio se acerca con intención de comerme o... De algo peor -  dije mientras lentamente me ponía mi kosode.

- hay mejores presas que tú -  eso dolió.

- que bueno que piensas así porque ahora que ya descubrí estas nuevas sensaciones creo que debo probarlas con alguien más... Capacitado -  miro en su dirección y el se ve molesto.

- nadie podrá darte lo que yo te di -  esbozo una sonrisa provocativa.

- claro que no, nadie puede ser más lento que tú -  eso fue suficiente para que se acercara a mí para cargarme.

- verás quien es el lento -  me acerco y susurro en su oído.

- si nos llevas allí lo más pronto posible, podríamos repetir lo de anoche -

Sin perder tiempo empezó a correr con una clara expresión de triunfo, pobre idiota, no sabe que el ganador soy yo. La verdad es que si podía llegar hasta allá pero me duelen mucho las caderas para eso y admitirlo sería muy humillante, por eso prefiero mil veces tener que hacer esto que admitir que el es la causa de mi dolor físico. En cuestión de minutos llegamos a un hermoso palacio en colores rojo y dorado que resultaban por demás bellos.

- ya viste que no soy lento, ahora cumple lo que prometiste -  le doy un beso en su mejilla.

- conformate con esto -

La historia de nuestro amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora