Es increíble cómo pasan las cosas, a veces crees que la vida es triste y dura, pero la verdad es más hermosa de lo que parece.
Mis ojos no dan crédito a lo que ven, es como si hubiera leído mi mente y traído a la vida mis sueños más fantásticos.
Un hermoso lago con aguas cristalinas que son bañadas por la luz del atardecer, árboles tan verdes y grandes que hacen lucir más impresionante el lugar. El césped a nuestro alrededor está tan verde que hace palidecer a las esmeraldas y las rosas blancas que crecen de este son como de papel.- ¿Te gusta? - pregunta con incertidumbre.
- me encanta - digo apenas en un susurro.
- ¿Lo dices en serio? -
- ¡Si, es fantástico! - sus ojos se iluminan.
- ¡Que bueno! No estaba seguro de que te gustara porque tú no eres del tipo romántico - me acerco a el.
- quien dice que no - se aparta de mi.
Me sorprende lo fácil que se asusta este hombre, apenas si me le acerco unos pasos y se pone como un tomate, aunque creo que yo no soy diferente.
- ¿te gustaría nadar conmigo? - pregunto.
- no lo sé -
- vamos cachorro de lobo, o será que no sabes nadar - digo retirando la parte superior de mi ropa.
- No - vaya, y yo que solo lo decía por molestar.
- entonces ven, yo te enseño - voy desatando su Obi para retirar su camisa.
- no, solo voy a detenerte - tomo sus manos y lo dirijo hacia la orilla del lago.
- confía en mí -
Nos acercamos al lago para sumergirnos lentamente hasta que el agua nos llega casi al cuello. Koga parece asustado pero yo hago que me mire a los ojos para calmarlo, parece un gato por la manera en que se aferra a mí.
- sujeta mis brazos para que te ayude - Se sujeta con fuerza.
- ahora déjate llevar - el me mira mal.
- no sabes enseñar -
- tú solo obedece y haz que tus pies no toquen el suelo -
Poco a poco lo hace hasta que su cuerpo se encuentra flotando, la verdad es que quiero soltarlo para ver cómo reacciona pero seria muy cruel de mi parte.
- ahora mueve tus pies - empieza a dar patadas que se convierten en suaves movimientos.
- vas muy bien, ahora te voy a soltar, sigue moviendo tus pies y tus brazos -
Es una escena graciosa porque quien podría imaginarse que un hombre fuerte como el no puede hacer algo tan simple como nadar. Aunque hasta cierto punto fue hermoso sentir la cercanía que había entre nosotros.
- lo estás haciendo bien - el se acerca a la orilla para descansar y yo voy a su lado.
- es muy cansado -
- así es, pero lo hiciste bien - me coloco mi kosode.
- ¿Quien te enseño a nadar? -
- mi madre -
Recuerdo muy bien ese hecho, la casa en la que vivíamos estaba cerca de un lago así que en las tardes nos divertimos en el jugando y riendo. Claro que en el principio no podía mandar por lo que ella me enseñó para que fuera cuando yo quisiera sin que tuviera que cuidarme, es uno de los recuerdos más bellos que tengo de ella.
- ¿Como era ella? - pregunta.
- era muy hermosa, sus ojos eran brillantes y su largo y hermoso cabello castaño, era una mujer muy especial - no puedo evitar sonreír al recordar a mi madre.
- debió serlo para tener un hijo como tú - lo miro buscando sentido en sus palabras.
- ¿A qué te refieres? - digo molesto.
- no me lo tomes a mal, me refiero a que eres igual de hermoso - desvío la mirada.
- claro que no, yo no soy como ella -
- si lo eres, tus ojos dorados son una maravilla al igual que tú largo cabello plateado y tus dulces labios que se me antoja besar - se acerca a mi rostro lentamente.
- d.. deja de decir tonterías, ambos somos hombres - se fue a carcajadas.
- esa es la excusa más tonta del mundo, crees que por ser hombres no podemos enamorarnos -
- es solo que no creo que alguien pueda estar interesado en mí -
- aquella sacerdotisa se enamoró de ti -
- ¿Quien? ¿Kikyo? - el asiente - claro que no, ella y yo solo éramos amigos -
- ¿Y los besos que te dio eran de amigos? - puedo notar rencor en su voz.
- acaso estás celoso - ahora es mi turno de acercarme.
- si, lo estoy - a pesar de mi sorpresa no puedo alejarme.
- dime porque -
- que no es obvio, yo te amo -
- ¿Entonces porque seguías a Kagome? -
- porque solo así podía acercarme a ti - me acerco peligrosamente a sus labios.
- ahora ya no está aquí - toma mi rostro entre sus manos.
- lo sé, ahora por fin eres solo mío -
Nuestros ojos se miran por última vez antes de unir nuestros labios en un beso de aquellos que detienen el tiempo. Sus cálidas manos que me sostienen con firmeza dándome la seguridad que necesitaba, sus besos son capaces de hacerme perder la conciencia al punto de no saber ni mi nombre.
No sé desde cuándo, ni como pasó pero si se que el es la persona que más he amado en mi vida.
Sus manos me sueltan para dirigirse a mi kosode y quitarlo lentamente, un brazo me termina de desvestir mientras con el otro me sostiene para recostarme en el suave césped.
Toca mi pecho y puedo sentir como mi piel se derrite ante sus caricias, ya casi no puedo escuchar los latidos de mi corazón, mis sentidos están confundidos y mi cabeza no puede pensar en nada que no sea Koga con su pecho descubierto y su largo cabello negro suelto con unos mechones cubriendo su rostro, es un pecado mirarlo. Sin embargo las cosas cambian cuando siento sus manos cerca de mis pantalones intentando retirarlos por lo que yo lo detengo.- para... Por favor -
Se separa de mi con delicadeza, a decir verdad creo que no me escucharía.
- ¿que pasa? - me recargo sobre mis antebrazos.
- es solo que... Yo.... jamás había hecho este tipo de cosas antes -
- ¿Crees que yo sí? -
- no, bueno... No lo sé -
Koga toma mi mano derecha y la lleva hasta su pecho.
- ¿Sientes eso? Es mi corazón que no deja de latir como loco cada vez que te veo, cada momento que no paso a tu lado es como si mil espadas se clavaran en mi cuerpo ¿Lo entiendes? -
Claro que lo entiendo, yo siento lo mismo, solo que no sabía que lo sentía hasta ahora o quizás si y mi estupidez me impidió ver lo evidente.
El es el hombre que amo.
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La historia de nuestro amor.
DiversosNozomi es una chica de 16 años que ha vivido con su abuela kaede desde que era una bebé, lo único que sabe es que sus padres no están con ella. comenzará a cuestionar el porque no están a su lado descubriendo la dura pero también hermosa historia de...