Toggo

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No sé su fecha exacta de nacimiento.
Pero tampoco sé cómo alguien pudo ser capaz de tenerlo amarrado mientras padecía hambre y sed bajo los rayos del sol o la caída de la lluvia... y después soltarlo a su suerte.

Su suerte fue buena. Estaba abierto el portón de quién lo veía a distancia: triste, solo y sin atención.
Por días ella sentía impotencia de no poder desamarrarlo para llevárselo y darle una mejor vida que aquella que "su familia" le daba.
"Pobrecito, tan bonito". Ella susurraba.

Mientras ella abría el portón del garaje, él corría desorientado por la calle y en su desesperación o emoción por sentirse libre corrió hacia adentro del patio de una desconocida, que buscaba desde hacía mucho tiempo, la manera de liberarlo.

Ella le dio agua y comida que él consumió a prisa, moviendo la cola y columpiando sus grandes orejas.
Estaba cansado de correr, satisfecho de comer y en un lugar seguro.

Ella lo dejó dormir toda esa tarde recostado en la frescura del piso de su casa.
Lo llevó al veterinario para que lo revisara.
Estaba flaco, desnutrido y todavía un poco deshidratado.
Algunas garrapatas estaban prendidas a su piel y todas sus costillas eran notorias.

Cuando estuvo más recuperado. Ella comenzó la búsqueda de una nueva familia para él.

Muchos los buscaban a él.
Yo solo buscaba un perro.
Le dije a mi esposo que llamara, que se postulara para adoptarlo, era su condición para tener una mascota.
Siendo un perro de raza sería prácticamente imposible ser los elegidos entre tantos para ser su familia.

Nos dieron una cita para conocerlo esa tarde.
Llegamos puntuales un día soleado, justo a su hora de comer.
El corría junto al plato, dejaba un juguete en el suelo que luego nos reclamaba como suyo.
Comía, iba y venía.

Nosotros lo observábamos sin hablarle, sin tocarlo y sin acercarnos.

Ella nos dijo que éramos para él y él para nosotros.
Nos pidió esperar un día más para luego volver.

Volvimos y lo llevamos a casa con todo y su casa... su comida, sus platos y su cartilla.

A partir de ese día es parte de nuestra familia.

Conoce del paseo sus horarios, corre en círculos para terminar revolcándose en el pasto.
Huye de la hora del baño, y nos hizo pasar vergüenzas el primer año.
Ha estado pendiente de su pequeño humano desde el momento en que supimos que lo estábamos esperando.
Hacía guardia bajo su cuna, me llamaba desde la puerta cuando El Niño lloraba.
Hoy se enoja (y se orina 😒) cuando al niño yo regaño.

Se ha robado cosas de los vecinos, el tiempo, el freno de la puerta y el corazón abalanzado.
Salta contento por corto tiempo para jugar con cualquier cosa; se persigue la cola y también a las moscas; mastica el pasto y juega con las hembras aunque el sea casto.
Se roba calcetines y a veces los zapatos.

Te mira con ojos de tristeza y bostezar es su mayor proeza,
Su vida entera es la pereza.

No sé exactamente su fecha de nacimiento, pero hoy es su cumpleaños, un 28 de Septiembre a nuestras vidas llegó Toggo.

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⏰ Última actualización: Sep 28, 2017 ⏰

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Querido perro: Te escribo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora