23:02 p. m.
Espantada. El miedo había regresado sin siquiera haber terminado de irse, tras una larga semana de preocupación. Se merecía despejarse, se merecía salir. Pero no podía, no quería. ¿Y si Sofía Brito y Aylén Méndez estaba allí? No podría soportarlo.
Se acurrucó en su cama con ganas de llorar y llamó a su amiga.
—¡Hola! —Contestó Victoria al otro lado el teléfono—. ¿Todo bien?
Luz se tragó las lágrimas y las contuvo un minuto para que no se le quebrara la voz.
—Hola. Sí, todo re bien, ¿y vos? —Le respondió con cierto desgano.
—¡Sí! Estoy re emocionada por la fiesta de mañana, ya quiero que llegue.
—Qué bien. —Se aclaró la garganta—. Sobre eso...
—¿Qué? Oh, no me digas que te bajaste —la interrumpió desilusionada.
—Sí —murmuró en un suspiro y, cuando su amiga le preguntó por qué, le dijo: —Es que ya no tengo muchas ganas...
Hubo un momento de silencio. Una moto pasó por el frente de la casa de Luz a toda velocidad, haciendo el mayor ruido posible. Oyó la televisión de su comedor, donde el comentarista deportivo del partido que estaba viendo su padre gritó: «¡GOOOOOOOL!».
—¿Qué onda, te pasa algo? ¡Si siempre tenés ganas de salir! —Contestó finalmente Victoria. Ella se encogió de hombros, como si la pudiera ver.
—No, no sé. Estoy un poco preocupada... —Fue bajando la voz inconscientemente—... por tus amigas esas. Tengo miedo.
Victoria suspiró dramáticamente.
—No les hagas caso, ya te dije que son unas taradas y lo hacen para hacerse las cancheras y caer bien a la gente. No se dan cuenta de que en realidad quedan re mal, son re inmaduras —intentó consolarla con su opinión—. Te molestan porque te tienen envidia.
—¿Envidia a mí? ¿De qué? —Le picó la curiosidad.
—No sé, dijeron algo una vez, que tenés como una cara muy bonita pero que pareces una chica de country que se la re cree —le respondió distraída y tratando de quitarle importancia. Luz se sorprendió de aquello puesto a que pensaba que ellas opinaban todo lo contrario y por eso la odiaban: por ser un bicho raro y molesto para la sociedad, o algo por el estilo.
Luz tomó aire con suavidad, tratando de relajarse.
—Recién me volvieron a amenazar —afirmó y se hizo un prolongado silencio que la puso histérica de la ansiedad.
—¿Cómo que...?
Entonces le contó lo que le acababa de suceder en Facebook, y que le tomó alrededor de una hora decidir que no quería ir el sábado porque tenía miedo y ya se le habían ido las ganas. No pensaba que le iba a terminar explicando todo a Victoria ya que la mayoría de las veces ella se enfocaba solamente en sus asuntos y poco interés demostraba en los de los demás. Pero esta vez, no obstante, la había escuchado con paciencia, aunque su solución fue la misma:
—Qué imbéciles, ya les voy a decir que se dejen de joder. Vos no les des bola, te juro que las conozco muy bien y sé que son más perro que ladra y no muerde. Te prometo que va a estar todo bien.
Luz se sintió aliviada porque al fin su amiga le decía las palabras que necesitaba oír para tranquilizarse. Cuando colgó, se puso su ropa para dormir y se sentó en la computadora para bloquear a Sofi Bieber. Después se puso a ver imágenes de frases en Tumblr hasta que le pesaran los párpados del cansancio.
El fin de semana se lo pasó encerrada en su cuarto leyendo y durmiendo. Ni siquiera tocó la computadora, ni el celular.
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Punzante
Short StorySimplemente pasó. Comenzó con una casualidad, fue pura mala leche, terminó con una locura que, sin embargo, pasa. Gracias por leer, valoro mucho tu interés ♥