Capítulo 7: Una noche tranquila.

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— Pss, ¡Brooke! — susurró Brian desde su colchón en el suelo. — ¿Estás dormida?

— Te iba a preguntar lo mismo — le respondió su hermana.

— No puedo dormir, ha sido un día muy emocionante.

— Y decepcionante — murmuró la chica. — Papá y mamá no quieren estar juntos.

Durante un par de minutos, se quedaron los dos en silencio, pensativos. De pronto escucharon unas voces que provenían de la calle y saltaron de las camas. Llegaron a tiempo para ver cómo Blossom volvía para casa y poco después Brick se iba volando hacia la ciudad. Los niños se miraron el uno al otro preocupados.

— Tal vez sólo necesiten un empujoncito para recordar sus sentimientos — sugirió la pelirroja, a lo que el chico asintió.

— Y tal vez nosotros podamos darles ese empujoncito para que se vuelvan a enamorar.

— Ve a por mamá, yo iré a la ciudad a buscar a papá — dijo Brooke y salió volando hacia Townsville en pijama.

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Brian bajó las escaleras sin hacer ruido. Echó un vistazo al comedor, ahí estaban su tío Boomer y su tía Bubbles acurrucados en el sofá con una manta. Agudizó su oído y escuchó unos sollozos que provenían de la parte de atrás del jardín. Se acercó lentamente, había una puerta deslizante de cristal que estaba abierta y afuera, en el pequeño porche de madera, se encontraba Blossom.

— Mamá, ¿estás llorando?

La pelirroja pestañeó varias veces y se frotó los ojos antes de darse la vuelta y fingir una sonrisa.

— No, debe ser la alergia estacional. Pensé que estabas durmiendo.

— No tengo sueño. ¿Puedo sentarme un rato contigo?

— Claro, tesoro, ven aquí.

El niño se sentó junto a Blossom y ella le abrazó con ternura. Brian sonrió y cerró los ojos sintiéndose lleno de paz y amor.

— Deberías darle una oportunidad a papá. — dijo de repente. — Él es buena persona. En serio, y sabe cocinar espaguetis...

— Eso está muy bien — Blossom sonrió. — Pero las cosas no son tan sencillas como parecen.

— ¿Y son tan complicadas como para que dos personas adultas e inteligentes como vosotros no puedan resolverlas?

— Tanto y más. Verás, Brick y yo fuimos muy felices durante un tiempo, pero a veces las cosas simplemente no funcionan.

— En su diario papá escribía constantemente lo feliz que era contigo. No entiendo qué os pudo pasar — comentó cabizbajo y decepcionado por el rumbo de la conversación.

— Oh, cariño... no deberías haber leído eso.

Blossom le acarició el pelo a su hijo y desvió la mirada hacia el cielo. ¿Cómo podía explicarle a un niño pequeño lo que eran los celos, los insultos, las infidelidades...? Y en qué medida podían afectar esas cosas a una relación. Sólo de recordar todo aquello se le hacía un nudo en la garganta. Y no estaba dispuesta a perdonar a Brick por su traición.

— Mamá, me gustaría pedirte una cosa.

— Por supuesto, dime — le contestó la pelirroja con una dulce sonrisa.

— Pues... — la miró tímidamente y se rascó la nuca antes de continuar. — ¿podrías contarme un cuento para dormir?

— Claro, tesoro.

El diario del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora