UN NUEVO COMIENZO

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(Leo)

Derramé lágrimas ardientes de amor.
Eran por felicidad, esperanza y alivio.
El inicio de algo hermoso estaba justo parado frente a mí, tenía unos hermosos y grandes ojos negros y profundos, hacían juego con su oscura cabellera y sus rosados labios.

No podía creer que un cuerpo tan pequeño y delicado pudiera hacerme sentir tanta emoción, anhelo, deseo y amor.

Nuestro beso fue apasionado y duradero, la única explicación que yo necesitaba.
El baile erótico de nuestras lenguas era suficiente para expresar todos los sentimientos que mi corazón albergaba dentro. Aquellos que no se pueden poner en palabras.

Cuando nos separamos para intentar no asfixiarnos en ése intento de unir nuestros cuerpos a través de ése beso, ella me miró intensamente y entonces lo supe.

—Me gustas... me gustas Leo White.—

Ésa brillante sonrisa ahora es sólo para mí, si ése bello rostro derrama lágrimas, serán sólo para mí.
Toda ella es mía ahora.

La tomé de los hombros y la acerqué a mi agitado pecho, la abracé con mucha fuerza intentando que escuchara mi corazón que late por ella.
Puso su mano en mi pecho y lo acarició.

Así permanecimos hasta que la lluvia cesó.
No sé cuánto tiempo fue, pero fue increíblemente hermoso.

De regreso caminamos tomados de las manos.
Podía sentir un revoloteo en mi estómago y una extraña electricidad recorrer mi espalda.
El toque de sus pequeñas manos me hacía sentir lleno de energía y de escalofríos placenteros.

Llegamos a la puerta de su casa y me decidí a despedirla.
Pero cuando intenté soltar su mano, ella apretó la mía con fuerza, dándome a entender que no quería que me fuera ésa noche a casa.

Entramos hasta su casa y una vez ahí me hizo sentarme en la sala.
Mientras miraba todo a mi alrededor, iba recordando muchas piezas de la decoración que no había alcanzado a ver detenidamente la última vez que estuve ahí.

—Espera aquí, ya vuelvo.— me sobó la espalda y cuando terminó de hablar se dirigió al segundo piso.

~◇~◇~◇~◇~◇~◇~◇~◇~◇~◇~

(Vale)

Revivir algo que ya está muerto es imposible.
Éste nuevo inicio es tan cautivador y excitante.
Él me hace sentir segura, incluso fue así mucho antes de darme cuenta de mis sentimientos.

No pude evitar pensar en el sabor y el tacto de sus labios mientras subía la escalera hacia mi habitación.
Recordando ésa electricidad que me recorrió todo el cuerpo y que hizo a mis entrañas retorcerse de placer.

—Muy bien... necesito unas toallas, ropa y tal vez medicina para prevenir un resfriado.— miré por todas partes detrás del espejo de mi baño.

Encontré la medicina y las toallas.
La única ropa grande que tenía era un jersey de color verde y un pantalón deportivo que casi nunca usaba porque era demasiado largo y mi pereza siempre me detuvo para arreglarle las piernas.

Bajé tan rápido como encontré las cosas, casi me caigo cuando bajé los últimos escalones.

—Ojalá no te incomode demasiado usar mi ropa, espero que te quede... es lo más grande que tenía en mi closet.— se la dí. El seguía sentado en el sofá y me miraba atentamente mientras me sonreía.
—Aunque no sé si gustes tomar una ducha, así resentirás menos frío. También necesito tu ropa para lavarla mientras tú te duchas.— le pasé un vaso de agua que ya tenía preparado en la cocina y que no me tomé debido a que lo olvidé por completo.
Le dí el medicamento y se lo tomó.

CUANDO TERMINA EL PRIMER AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora