LA REUNIÓN

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(Vale)

Ya había pasado al menos una semana desde que me dieron de alta.
Estaba completamente bien, ya no me dolía la cabeza y tampoco me daban mareos debido al ruido.

Leo, sin embargo, no quería dejarme ir.
Cada vez que le preguntaba si podía ir a mi casa a recoger algo, hacía pucheros y no me dejaba de seguir a donde fuera.

Era demasiado tierno y adorable, no podía resistírmele.

Sin embargo ése día sí tenía que ir a casa, necesitaba recoger unos papeles para la reunión.

El gran día había llegado, era momento de superar juntos éste obstáculo, el día de la reunión...

Una ola de adrenalina, furia y preocupación inundó mi cuerpo. Eran demasiados sentimientos y estaba muy confundida por la repentina decisión de Levi. Jamás lo vi comportarse tan hostil o a la defensiva.
No sabía si las mariposas en mi estómago revoloteaban debido a aquel hombre que me hacía felíz estando a mi lado, o si era por el asunto del compromiso.

Todo ésto me daba vueltas a la cabeza desde que Secretario Lee me contó todo.

Tomé lo que necesitaba para la reunión, entre aquellas cosas llevaba los contratos firmados entre las empresas, permisos de distribución de productos y otros documentos importantes.

Secretario Lee me llamó justo en el momento en que iba saliendo de mi casa con la caja de papeles.

-Señorita.- saludó cortésmente detrás del teléfono.

-¿Qué pasa, Lee?-

-Le recuerdo que ya que es una reunión de negocios, debe vestirse de acuerdo a la ocasión.- hizo una pequeña pausa.

*Oh no... vestido no por favor.*

-Debe usar un vestido.-

*Mierda...*

-No, Lee. Todo menos eso. Sabes que odio usar vestidos.-

Siempre lo he detestado, no me siento cómoda, tengo que cuidar siempre de que no se levante la condenada falda, o que se ensucie... una molestia.
Aunque no tenía opción y lo sabía.

-Lo siento Señorita Evans, pero debe usar uno. Es una regla de etiqueta y lo sabe. Recuerde que usted tiene en manos la compañía de sus padres, usted la representa.-

Justo después de que dijo eso recordé triunfante que no tenía uno. Todos los que tenía dejaron de quedarme y los doné.
No volví a comprar vestidos jamás. Asco.

-Está bien...- no te esperas ésto Lee... -¡¡Oooohhh!! ¿Qué crees? No tengo vestidos. Doné todos los que tenía porque ya no me quedaban.-

-No se preocupe, yo compré uno para prevenir ésta situación. Se lo daré una vez que estemos en el edificio central.-

Solté un resoplido de derrota y no tuve más opción que aceptar.

-Tsss... Eres astuto Lee... Vale, te veo en un rato en la entrada de las oficinas.- colgué.

Cuando saqué mi auto e iba a avisarle a Leo que ya estaba todo preparado, él salió y me dijo:

-Estoy listo, vámonos.- traía una pequeña bolsa de cartón en las manos.

-Supongo que Lee te dijo que fueras...-

-¡Claro! ¿Esperas que no fuera a la cancelación del compromiso de MÍ preciosa novia?- me sonrojé. -Además, quiero ver la cara de ese idiota cuan... ¡Ah! No, nada. ¡Vámonos-ss, se hace tarde!-

-Y-ya vámonos, anda.- me dispuse a entrar en el asiento del conductor pero Leo me ganó y entonces me ví forzada a sentarme en el del copiloto.

¿Qué acaba de pasar? Leo no terminó de hablar, se interrumpió solo y parece que no quiere que le pregunte al respecto. Supongo que me contará más tarde, de lo contrario le preguntaré después.

CUANDO TERMINA EL PRIMER AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora