En ocasiones tengo dudas

225 10 1
                                    

*Irene*

El día ha sido movidito en general... Las charlas de la mañana han sido realmente interesantes, he bordado la presentación de la tarde y... ¡Joder! ¿Javi sigue aquí?

Pues sí, son las 12 de la noche, acabo de cenar, he tomado un café con varios ex compañeros de la universidad también asistentes y al abrir la puerta de la habitación me lo encuentro con el torso desnudo, unos boxers blancos y roncando como un oso pardo de una tonelada resfriado. Odio reconocerlo, pero estoy deseando ir mañana a la clausura del congreso, volver a mi casa y perderle un rato de vista.

- Tú, despierta - Digo mientras le zarandeo - ¿No tienes casa?

- Hola, princesa. Te he echado de menos - Me responde somnoliento tratando de rodearme con sus brazos y tirar de mí hacia él.

Permanezco de pie frente a la cama, inmóvil, con mis antebrazos entrelazados y mirándole con cara de pocos amigos. ¿Por qué me molesta tanto que siga aquí? Noto el móvil vibrar en el bolsillo de mis pantalones. Pensaba que se le había olvidado la prometida llamada, pero no, Marco siempre cumple.

- ¡Vístete! Voy a hablar por teléfono al baño. Cuando salga no te quiero ver aquí.

Noto la incredulidad apoderándose de su rostro mientras cierro la puerta tras de mí.

- ¿Qué se le ofrece a la perla blanca, orgullo de los madridistas, joya de...? - Bromeo como saludo.

- Si lo sé, no te llamo... - Protesta entre resoplidos - ¿Qué tal tu presentación?

- Mejor de lo que pensaba. La gente ha participado mucho en la rueda de preguntas posterior y la han encontrado muy interesante. La verdad es que me siento muy satisfecha.

- Y pensar que yo pensaba que eras profesora...

- ¿Eh? 

- No, nada, cosas mías. ¿Qué tal has pasado el día? ¿Llegasteis bien anoche al hotel?

- Perfectamente, no había nada de tráfico, así que enseguida estaba metida en la cama descansando. Y menos mal, porque el día se me ha hecho más largo de la cuenta... Si me llegáis a liar anoche mucho hoy no sé qué habría sido de mí... Bueno, que también me encontraba mal, así que no creo que hubiera aguantado demasiado pero...

Oigo a Marco reírse nerviosamente al otro lado de la línea. Diría que me ha interrumpido, pero su carcajeo me desconcentra y yo sola dejo de hablar para esperar que me cuente qué le hace tanta gracia.

- No has dormido sola, ¿verdad?

- ¿Eso a qué viene?

- Has dado demasiadas explicaciones seguidas que no vienen a cuento y has pasado de hablar tranquila a disparar palabras como una metralleta.

- Pueeeeeeeeeeeees... - Y es todo lo que acierto a decir.

Su risa se empieza a tornar de nerviosa a falsa, pero no cesa mientras alargo la e y me quedo muda ante las explicaciones que mi conciencia se niega a darle.

- Sigue ahí, ¿no?

Doy la callada por respuesta y oigo un vago suspiro al otro lado de la línea.

- Irene, así no hacemos las cosas bien. El primer paso para ser amigos es ser sinceros el uno con el otro. Si estás ocupada, lo mejor es que me lo digas y hablamos en otro momento. No pasa absolutamente nada.

- Estoy en el baño. Le he dicho que cuando salga no quiero que siga aquí. Puedo hablar. ¿Tu cita de anoche qué tal?

Oigo otro suspiro a través del auricular, este más sonoro, más indeciso, más... No sabría cómo definirlo.

Dos líneas paralelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora