- Hola, Will. -Respondió Jem con el corazón a punto de salírsele del pecho.
El chico moreno le sonrió y observó todos sus movimientos mientras caminaba hasta el columpio junto al suyo.
- ¿De qué querías hablar? -El tono de Will estaba calmado, ninguna señal que revelara el nerviosismo que tenía el chico.
Will había pasado aquella última semana tratando de despejar su mente, intentando descifrar lo que sentía. Lo que sentía hacia Jem. Llevaba tiempo negándose a aceptar que lo que sentía por él iba más allá de la amistad, negando el hecho de que muchas veces sus pensamientos acababan siendo sobre él y cuando estaban juntos deseaba poder besarle como hacía las escasas veces en las que tenían que fingir.
Después de la fiesta a la que habían ido, no podía creerse que Jem hubiera querido hacer eso, y mucho menos creía que podría oír las palabras que dijo a la mañana siguiente. Había dicho que le gustaba. Y se lo había dicho a su hermano. Will le conocía lo suficientemente bien como para saber que no mentiría a su hermano. Y le había costado aceptar que él sentía eso y mucho más por él.
- En realidad... -Empezó a decir Jem. Él también parecía nervioso y Will supuso que era una buena señal. -Quería hablar de la fiesta... de lo que hicimos.
Will vio cómo Jem cogía aire pesadamente mientras sus mejillas se teñían de rojo intenso.
- Sí, eso... fue genial, ¿verdad? -Murmuró controlando el temblor de su voz.
La mirada plateada de Jem, que hasta ese momento había estado mirando hacia el suelo, se clavó en el azul de Will y le miró con asombro.
- ¿N-no... no te arrepientes?
A pesar de los nervios, Will sonrió con sinceridad antes de hablar.
- No, Jem, no me arrepiento. ¿Y tú? -Preguntó aunque ya sabía la respuesta.
El chico, muy sonrojado, negó con la cabeza y se mordió el labio nervioso.
- ¿Era eso lo que querías preguntarme? -Quiso saber Will.
- No... hay algo más, ¿recuerdas lo que prometimos... cuando acepté ayudarte con aquel juego y engañar a Tommy? -Will vio como Jem tiraba de la tela de su abrigo, cada vez más nervioso.
Will tardó en responder. ¿Realmente se refería a lo que él creía? Prometo no enamorarme de ti y tú debes prometerme que no te enamorarás de mí.
Las palabras que había dicho ese día empezaron a dar vueltas en su cabeza y de repente un miedo atroz le embargó.
Jem se había dado cuenta. Se había dado cuenta de lo que sentía. No podía dejar que se alejara de él. No sin antes decírselo él mismo. Si iba a perderle por incumplir su propia palabra, al menos se aseguraría de hacerle saber lo mucho que le había cambiado.
Asintió lentamente con la cabeza y le miró intentando mantener la poca calma que le quedaba.
- Pues... y-yo... -La voz de Jem temblaba, al igual que sus manos.
- Espera. -Interrumpió Will antes de que pudiera decir nada. -Antes, déjame decirte algo. -Susurró.
- Claro. -Aceptó Jem un poco confundido.
- Jem, yo... entenderé si te alejas de mí por esto, pero, debo decírtelo. Estos meses a tu lado han sido increíbles, has conseguido que confíe en ti más que en nadie y no me has juzgado por las cosas que decidí hacer. He pasado ratos geniales a tu lado y creo que puedo decir que yo también he llegado a conocerte muy bien. Y... y me has cambiado, James. Has hecho que rompa mi promesa.
Jem se quedó mirándole perplejo por todo lo que acaba de decir; cada palabra había ido directamente a su pecho y se había grabado en su corazón. Pero la última frase era la que le había dejado sin aliento.
- ¿Q-qué promesa? -Murmuró, ya totalmente incapaz de calmar sus nervios.
Will se mordió el labio, también visiblemente nervioso y miró al suelo y luego a Jem varias veces antes de contestar. Cuando lo hizo, habló tan bajo que Jem tuvo que acercarse a él para asegurarse de que lo había oído bien.
- Me he enamorado de ti, Jem.
El mundo podía haberse acabado en ese instante que a Jem le hubiera dado completamente igual. Las palabras de Will le habían dejado mudo y no podía hacer otra cosa que mirarle con los ojos muy abiertos y las mejillas rojas. Llevaba demasiado tiempo sin decir nada porque Will farfulló una disculpa y se levantó del columpio dispuesto a marcharse.
Jem fue lo suficientemente rápido como para levantarse también y sujetarle del brazo haciendo que le mirara extrañado.
- Aún no te he dicho de qué quería hablar. -Murmuró Jem haciendo un gran esfuerzo por obligarse a pronunciar aquellas palabras. Will asintió lentamente con la cabeza para indicarle que hablara. -Si dos personas incumplen la misma promesa, creo que deja de importar. -Susurró el chico.
Las palabras dejaron a Will más confundido de lo que ya estaba, tratando de entender qué significaban, pero su mente le decía que la única opción que parecía tener sentido era una completa locura.
- Jem... -Dijo Will, entonando su nombre como si fuera una pregunta.
- Estoy enamorado de ti.
El asombro de Will fue inmediato. Se quedó mirando a Jem incapaz de creer lo que acababa de decirle. Luego, una sonrisa leve apareció en sus labios y dio varios pasos para quedar frente a él, a escasos centímetros.
- ¿Puedo besarte o me atacarás con cosquillas? -Preguntó el moreno sonriendo.
- Puedes besarme. -Aseguró Jem con una leve risa y un intenso rubor cubriendo sus mejillas.
Y así lo hizo; acunó el rostro de Jem entre sus manos y le besó con cariño. Exploró sus labios con paciencia y más amor que nunca. Jem pasó sus manos tras el cuello de Will, tratando de acercarse más a él. Cuando Will le dio leves mordiscos en labio inferior, Jem se estremeció y se apartó para respirar. Will le miró sonriendo y susurró:
- Tus labios son mi debilidad.
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Aftermath
FanfictionWill y Jem se conocieron en el primer día de clase de su último curso de instituto. Ese mismo día, Will le pidió a Jem ayuda. Tenían que fingir tener una relación y Jem lo hizo para ayudar a Will. Sólo había una regla para que su juego no acabara ma...