Capítulo 7

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TASYA
Esa noche el casino estaba lleno de música, risas y hombres adinerados perdiendo su dinero a manos llenas. Las mujeres eran el entretenimiento de la mayoría. La peluca de cabello negro picaba un poco pero eso me hacía ver más ordinaria, aunque muchos aquí estaban más concentrados en su bebida y apuestas como reparar en mi persona.

—¿Asustada ya? —susurró cerca de mi oído y negué viendo las mesas de juego. —Aquella noche si estuviste asustada.

—Era la primera vez que venía a un sitio como este, además usted me retuvo contra mi voluntad en su estudio —contesté.

—Ya no estás en contra de tu voluntad sino que viniste conmigo por cuenta propia.

—Sí. Debo comenzar analizar mis actos imprudentes, tal vez mañana lo haga. —él rio y yo le correspondí con una sonrisa.

Era un mundillo diferente al que conocía. Podía reconocer a estos hombres de reuniones sociales donde solían comportarse de la forma más digna, lanzando juicios infundados y a las puertas cerradas del Abismo eran apostadores. Libertinos que disfrutaban de los favores de las prostitutas.

Impresionante las muchas caras que pueden mostrar los hombres.” –reflexioné en silencio.

—¿Qué hiciste con el retrato? —me preguntó Henry cuando estuvimos en su estudio. Volver de nuevo aquella estancia donde nos habíamos besados hacia que mi piel se erizara. —Pequeña paloma…

—¿Ah?

—¿Que hiciste con el dibujo? ¿Lo enmarcaste? —cuestiona divertido sirviéndose coñac en una copa.

—Lo tengo guardado.

—Oh, así que lo escondes de todos como tu feo secreto.

—No es feo y si es mi secreto, mío. No tengo porque compartirlo con nadie, nunca me gustó compartir las cosas que me importan.

Él me miró a los ojos y mi atención se centró más en su cicatriz, queriendo poder tocarla con una tierna caricia.

—Si me sigues mirando de ese modo no podré contenerme, pequeña paloma —se acercó tanto que su rostro estaba a centímetros del mío. —¿Qué es lo que quieres de mí?

—Un beso. —supliqué.

Sus labios se juntaron con los míos. Me dejé recostar en el mueble y se arrodilló frente a mí, lo sentí posar sus manos en mi cintura; subiendo con lentitud hacia mis pechos. El corpiño de mi vestido se sentía demasiado apretado, quería que él lo desatara. El beso se hacía más ansioso y pasional. Todo lo que este hombre producía en mi era nuevo y excitante, me aferre a la tela de su camisa, el aire me faltaba pero no quería terminar el beso.

Él fue quien nos detuvo, alejándose con un último beso.

—Tasya.

—Por favor dilo de nuevo. Mi nombre, di otra vez mi nombre.

—Tasya. Tasya — lo susurra cerca de mi oído —Tasy...

Él muerde el lóbulo de mi oreja.

—Tu nombre es muy hermoso, igual que tú. —acarició mi mejilla para luego separarse y servir otra copa de coñac que después me ofreció. —Imagino que esta será la primera vez que lo tomes.

Asentí.

—Sorbos pequeños, lady Tasya. No se deseo tener que arrastrarla borracha hasta su casa, a su padre no le daría gusto. —agarre la copa y cuando di el primer sorbo fue como si me quemara la garganta y escupí lo que quedaba en la copa.

—¡Sabe asqueroso! —él se rio. —¿Cómo le puede gustar algo con un sabor tan espantoso?

—El según trago se hace pasable. Al tercero ya no arde tanto y al cuarto ya no deseas dejar de tomar.

—Los hombres y los licores. —me sentí tan cómoda a su lado, sus bromas, la forma en que me miraba. Todo de él me gustaba, hasta sus cicatrices.

—¿Cómo fue que llegaste a ser dueño de este lugar? —pregunté queriendo saber más de su persona.

—Compré el lugar cuando el dueño estaba en quiebra. Era un basurero hasta que llegué e invertí cada uno de mis ahorros, fue una buena inversión hoy se ven los frutos de mi trabajo. Te toca decirme algo de ti pequeña paloma.

—De niña no salía a jugar y no tenía amigas, muchos la primera vez me veían raro. Pensaba que era por ser muy fea o extraña por esto —dije sosteniendo uno de mis mechones platinados.

—Eres única y te encuentro hermosa Tasya Bulgákova.

—¿Nunca quisiste ser algo más que el dueño de este casino?

—¿Que podría hacer además de estar entre juerguistas?

—No lo sé…—el rio.

—El cuento más viejo de todos, pequeña Tasya quieres cambiar a la bestia.

—Seria pretensioso de mi parte creer que puedo cambiarte.

—¿Acaso no es eso lo que quieres?

—No. Pienso que si deseas cambiar lo harás porque tú quieres no porque alguien más te lo pida. —sus ojos fijos en mi.

—Siempre consigues sorprenderme. —su tono se hizo más ronco y deseoso.

Me agarro de la cintura, arrastrándome hacia él, tomó asiento y me hizo sentarme ahorcajadas en su regazo. Enredé mis brazos alrededor de su cuello, aparte su oscuro cabello y acaricio los pliegues de su cicatriz con las puntas de mis dedos. Henry se tensó y apretó sus dedos en mis caderas. Sin que él se lo esperara le di un tierno beso en su mejilla, cerca del comienzo de su cicatriz y se relajó debajo de mí.

—¿Cómo fue que te marcaron de esa manera tan cruel? —pregunté.

—Al parecer le gustan los cuentos de terror, ¿no sientes asco de ella?

—Nunca he sentido asco por ti.

—No, solo te gusta encontrarle la belleza a todas las cosas rotas.

—Tú te crees roto mientras yo te encuentro fascinante, mi caballero oscuro. —él sonrió.

—¿Caballero oscuro?

—Todo el tiempo me dices “pequeña paloma”. Es justo que yo también tenga un apodo para ti.

—Te doy la razón y me gusta bastante ese apodo. —sonreí feliz.

Volvemos a besarnos pero esta vez no cierro los ojos sino que lo miro, cada línea de esa cicatriz, los pliegues en ella son horribles y poco estéticos, aparto su cabello y comienzo acariciarla.

Él abre sus ojos sorprendido por mi acción, nos miramos sin separar nuestros labios, ni yo dejar de acariciar esa pequeña parte que hace que mi caballero oscuro, se oculte de los demás. Los dos somos muy parecidos y aunque él lo niegue solo quiere sentirse querido, por esta noche quiero hacerlo sentir de esa manera. La fantasía es una forma de escapar del mundo real y eso lo único que quiero hacer ahora junto a este marcado hombre, escapar de todos….

Ahí estuvimos gran parte de la noche, besándonos, hablando de todo lo que nos venía en ganas hasta que fue la hora de que regresara a mi hogar, a la realidad. Él me llevo hasta la entrada de servicio, todos en la casa aún seguían dominados.

Antes de dejarme ir Henry me sujetó le muñeca y se inclinó para poner su rostro a mi altura.

—Deja la puerta de tu balcón abierta, pequeña paloma puede que una noche venga a robarte de nuevo. —su sonrisa malvada hizo que mi piel se erizada y con un último beso me dejó aturdida, luego entre a la casa con un sonrisa de bobalicona en mis labios.

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¡Volví! Y vengo súper enamorada de Henry y Tasya 😵✨💞💖 La idea era UN solo Capítulo pero por la espera les debía un poquito más 🤭

Le recuerdo que está historia es corta, contará solo de once capítulos que ya los estoy acomodando 👌🏻

Comenten: ¿que les pareció toda la interacción entre Tasya y Henry? 🤭💖💖💞

La lady de ojos Rojos. © Precuela: Galanes Imperfectos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora