Pokemon II: El Templo de Lucario

Capítulo VI

     Ni bien entramos al ascensor, Sheryl me acorrala contra el rincón y detiene el ascenso bruscamente. ¿A dónde se ha ido la Sheryl protectora?

     — ¿Qué relación tienes con Jay Jason?  —me pregunta.

     —Era mi mejor amiga —le respondo confundida—. Su nombre es Julie, era una…

     —Su nombre es Jay —insiste—. Era parte de la Elite incluso antes de que mi hermana se uniera a ellos. Es el miembro más prometedor de la Elite.

     Me siento embaucada.

     — ¿Lo sabías?  —me pregunta alzando la voz.

     —No, no lo sabía —le respondo—. No tenía idea.

     —Evidentemente sé más de esto que tú —dice Sheryl—. Hay Entrenadores que quieren ver a Jay destruida. Si alguien sabe que estás relacionada con ella, no sólo tendremos que luchar contra los Dioses Legendarios. También tendremos que protegerte de esos Entrenadores. Así que no digas una palabra acerca de tu amistad con ella, ¿entiendes?

     Asiento lentamente. Me siento herida. ¿Por qué Julie nunca me dijo quién era realmente? ¿Todo éste tiempo fue parte de la Elite y nunca me lo dijo? Dios… ¿En qué estoy metida?

   

     Me siento contenta cuando entramos a la suite pues Skyler ya nos está esperando ahí. Sigue golpeada y visiblemente adolorida pero está aquí, con nosotros. Nos sonríe y avanza hasta nosotros para darnos un fuerte abrazo. Creo que le duele incluso eso así que intento no apretar demasiado.

     — ¿Cómo les ha ido con Jay?  —nos pregunta en susurros.

     Lo entiendo. Ella no debe estar aquí.

     —Casi estrangula a Perla —explica Onyx y me siento avergonzada—. ¿Vas a explicarnos ya lo que está pasando?

     —No puedo hacerlo aquí —dice Skyler aún en susurros—. Me vigilan.

     Me imagino cientos de pequeñas cámaras observándonos desde las paredes.

     —Skyler, ¿dónde está mi madre?  —le pregunto.

     —Tu madre está bien —me asegura—. Lo estará si te mantienes al margen. El Jefe querrá utilizarla para manipularte, por lo tanto, no debes decirle a nadie que sabes en dónde está.

     — ¿Dónde la tienen?  —insisto.

     —En La Sede —me responde Skyler.

     No sé porqué pero todo esto me da muy mala espina.

     — ¿En qué estás metida?  —Vuelve a preguntar Sheryl—. ¿Qué es el proyecto S001?

     Y nuevamente, Skyler se queda callada. Sea lo que sea, el proyecto S001 no puede ser nada bueno.

     —La Elite no le ha enviado a Jay lo que ustedes necesitarán para emprender su viaje —nos dice Skyler para cambiar de tema—. Les he traído un par de cosas que los ayudarán.

     Nos conduce a los dormitorios de la suite que, por cierto, es como un enorme apartamento. En la cama principal están dispuestos varios objetos que jamás había visto. Sin duda, es tecnología de la Elite.

     —Esto es una bebida proteínica —nos dice señalando cinco botellas de dos litros que contienen un líquido de color púrpura—. Cuando un Pokemon la bebe, aumenta la potencia de sus ataques, así como su velocidad. En los terrenos que rodean al Templo de Lucario, encontrarán cientos de Pokemon venenosos que no dudarán en atacarlos. Es por eso que aquí hay antídotos —dice, señalando casi treinta pequeñas ampolletas llenas de un líquido verdoso, hay también un objeto que me parece que es una jeringa automática.

     El resto de los objetos son cuatro botiquines de primeros auxilios, barras energéticas para matar el hambre, diez botellas de agua de dos litros y… ¿Pokebolas?

     Un momento, esas no son las Pokebolas que conozco. Son de color negro y tienen detalles de color púrpura.

     —En los terrenos cercanos al Templo de Lucario, hay especies exóticas de Pokemon —nos explica Skyler—. Si tienen la oportunidad, usen las Pokebolas de la Elite. Son ineludibles para los Pokemon salvajes.

     ¡Atrapar nuevas especies! ¡Será divertido!

     —Por último, no aborden el helicóptero que Jay enviará a recogerlos —nos dice con firmeza—. Bajen hasta la base del templo y vuelvan aquí, al hotel. En las costas los estará esperando un barco que los llevará a otro sitio. ¿Entienden?

     Me queda bastante claro.

     No podemos confiar en Julie.