Capítulo XIV

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     La plataforma sube lentamente. Sheryl está abrazándose a sí misma y yo estoy acorralada por los brazos de James. Onyx respira agitadamente y Diamond se desparrama en el suelo jadeando.

     — ¿Estás bien?  —me pregunta James.

     ¿De dónde ha salido tanto interés por mí?

     —Estoy bien —le digo.

     — ¡Voy a matar a Lucario cuando me tope con él!  —exclama Diamond enfurecido.

     También yo quiero hacerlo.

     Antes de que podamos decir otra cosa, la plataforma se detiene.

     Hemos llegado a la siguiente habitación y nuevamente todo está oscuro. El agua comienza a entrar por debajo de la puerta pero ésta no tiene intenciones de abrirse.

     —Vamos a ahogarnos…

     Para entrenar Pokemon de Tipo Agua, Sheryl tiene un serio problema con éstas pruebas. ¿Cómo es posible que le aterre tanto un poco de…? ¡El agua ya llega hasta mis rodillas! ¡Vamos a ahogarnos!

     No hay rastros de Perla Cobby y sus amigos. No puedo montar en ninguno de mis Pokemon para buscarlos más velozmente pues no tengo la más mínima idea de dónde puedan haber sido colocadas las trampas de la Elite. ¿Por qué tengo que encargarme yo de evitar que Perla y sus amigos consigan llegar donde Lucario? ¿No es estúpido querer evitar que los seleccionados lleguen a atrapar a los Dioses Legendarios que el Jefe tanto quiere? Tropiezo cuando mi pie derecho se enreda con un trozo de cuerda. Me levanto y veo que es una de las trampas de la Elite que ha sido… ¿Desactivada? ¿Cobby la habrá desactivado? Quito el trozo de cuerda y me levanto enfurecida. ¿Qué pasa con esa chiquilla? ¿Acaso es inmortal?

     Me detengo en seco cuando escucho los gemidos lastimeros a mis espaldas.

     Esa voz…

     — ¡Max!

     Me giro y voy corriendo hasta donde él yace. Se convulsiona y cerca de él hay un montón de dardos venenosos ensangrentados. ¿Quién le hizo eso a mi hermano? Me arrodillo junto a él y busco en mis bolsillos una de las jeringas con el antídoto. Le tomo con fuerza la mano para clavar la aguja en su antebrazo. Presiono el émbolo y las convulsiones comienzan a detenerse cuando el antídoto comienza a hacer efecto.

     ¡Que le den a Jay Jason! Necesito cuidar a Max.

 

     ¡El agua ya llega hasta mi cintura!

     James y Onyx golpean el tubo de cristal con sus puños, lo atacan a punta de patadas pero no conseguimos liberarnos. Sheryl está de puntillas para intentar mantenerse un poco más arriba del nivel del agua. Diamond subió a mi cabeza para resguardarse igualmente. El agua sigue subiendo más y más, ya está al nivel de mi barbilla.

     ¡No quiero morir!

     Así que me lanzo contra el cristal para intentar romperlo. Al verme intentando salvar nuestros pellejos, Sheryl también comienza a patearlo. Con la fuerza de los cuatro juntos logramos hacer un par de cuarteaduras en la parte inferior del cristal. El agua ya me cubre hasta la nariz y sé que pronto me quedaré sin aire.

     Y entonces, Diamond se agazapa aún estando en mi cabeza y junta sus dos colas para lanzar su técnica especial. Siento la corriente eléctrica apoderarse de mi cuerpo y es mil veces peor que estar ahogándome. Sin embargo, hay una explosión y el cristal vuela en mil pedazos, varios trozos vuelan hacia nosotros y cortan nuestras pieles. El agua se torna de color rojo cuando estamos fuera, boqueando e intentando recuperar el oxígeno. ¿Estamos vivos? ¿Diamond no nos ha electrocutado?

     Me incorporo y siento sangrar mi pómulo derecho. Sheryl está intentando sacar un trozo de cristal resquebrajado que se ha clavado en su brazo derecho. Onyx y James están ambos boqueando de rodillas.

     —Déjame ayudarte —le digo a Sheryl y tomo su brazo para ayudarle  a sacar el cristal.

     Ella grita cuando consigo hacerlo y mientras intenta recuperar el aliento, me dedica media sonrisa. Se la devuelvo y la ayudo a ponerse en pie. Arranco un trozo de tela de mi camiseta para hacer un torniquete y lo ato alrededor de la herida de Sheryl.

     —Ahí está la siguiente puerta —señala Diamond corriendo hacia otro túnel—. ¡Dense prisa antes de que también comencemos a ahogarnos aquí!

     Intercambiamos una mirada y echamos a correr hacia ese sitio. 

Pokemon II: El Templo de LucarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora