Capítulo XVII

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     Nos detenemos en hilera frente a Lucario, por los ventanales puede verse la luz rojiza del atardecer. Si Lucario es un Pokemon nocturno, no tenemos mucho tiempo para atraparlo antes de que despierte.

     —Tengan cuidado —susurra Diamond—. Lucario tiene el sueño muy ligero.

     Semejante atrocidad me provoca escalofríos. Parece que alguien hubiera tomado partes de distintos Pokemon para crear un híbrido espantoso como él.

     — ¿Estás lista?  —le pregunto a Sheryl en voz baja.

     Ella asiente y saca una Pokebola de su bolsillo.

     Julie nos ha dicho que Lucario es un Pokemon de Tipo Agua muy especial, pues sólo su mismo tipo puede vencerlo. Sheryl es nuestra única esperanza.

     —No funcionará hablar con él —me dice Diamond—. No intentes dialogar, sólo concéntrense en atraparlo.

     — ¿Lucario es peligroso?  —susurra Onyx.

     —Es muy temperamental —responde Diamond.

     —En ese caso, terminemos ya con esto —dice Sheryl y lanza su Pokebola—. ¡Yo te elijo, Blastoise!

     Pero al mismo tiempo, cuando Blastoise se materializa ante nosotros, el sol se pone a nuestras espaldas y Lucario abre sus enormes ojos amarillos. Nos detenemos en seco, nos quedamos paralizados, incluso Blastoise no puede moverse. Lucario se levanta de su cojín, adormilado, y suelta un sonido semejante a un gruñido.

     Sigo pensando que es una especie de experimento genético fallido.

     Nos mira uno a uno haciendo caso omiso de la presencia de Diamond.

     — ¿Quiénes son ustedes?  —nos pregunta con su voz grave.

     Doy un paso al frente para demostrarle quién manda.

     —Soy Perla Cobby —le digo—. Ellos son mis amigos.

     — ¿Qué hacen ustedes aquí?

     Recuerdo la expresión de confusión de Flareon que incluso me hizo pensar que realmente no estaba haciendo nada malo, sin embargo Lucario es…

     Sin duda, él tiene algo que ver con lo que el líder de la Elite dijo en un principio.

     —Hemos venido a atraparte —le digo—. Quédate quieto si no quieres salir herido.

     Diamond se agazapa para atacar cuando Lucario se levanta en los aires casi medio metro para parecer superior a nosotros.

     — ¿Atraparme?  —reclama él furioso—. Nadie va a atraparme.

     Y se desata el caos.

     Al parecer tiene más tentáculos ocultos en alguna parte pues usa uno para cada uno de nosotros. James es embestido y se estrella contra una pared, derribando escombros. Onyx sufre el mismo ataque pero él se estrella contra el techo y cae sin energías al suelo con una sangrante herida en la cabeza. Sheryl ha ido a estrellarse contra uno de los ventanales y el cristal se ha cuarteado. Blastoise fue lanzado contra la pared contraria a donde se estrelló James y yo, yo sigo en mi lugar.

     Lucario me mira fijamente.

     —En ese caso, vénceme —me dice—. Vénceme o muere aquí.

     Y me apunta con uno de sus tentáculos que se ilumina con un resplandor de luz azul.

     No estoy dispuesta a morir aquí.

     — ¡Yo te elijo, Growlithe!

     Pero ni bien Growlithe está fuera, Lucario ataca con una fuerte ráfaga de agua que lo deja fuera de combate. Me preparo para lanzar otra Pokebola pero los ojos de Lucario se iluminan y veo mis Pokebolas salir de mis bolsillos y quedar suspendidas frente a mí, dentro de una esfera de agua.

     — ¡Ese es un truco sucio, Lucario!  —le reclamo ofendida.

     Él solamente ríe a carcajadas. Uno de sus tentáculos me aferra con fuerza por la cintura y me levanta en los aires. Es viscoso, aprieta con demasiada fuerza.

     — ¡Perla!

     Diamond lanza uno de sus rayos azules contra Lucario pero él contraataca con otra ráfaga de agua que deja a Diamond fuera de combate.

     Lucario es demasiado fuerte.

     — ¿Así que ibas a atraparme?  —se burla.

     Y me lanza con el tentáculo hacia el techo de la cámara en la que estamos y sin dejarme caer, me lanza contra cada una de las paredes.

     Duele, mi nuca comienza a sangrar.

     —Perla… —musita Sheryl.

     Pero mi visión se nubla luego de tantos golpes. Sólo puedo sentir cómo Lucario me encierra en una esfera de agua donde no puedo respirar.

     No…

     No de nuevo…

     ¿Por qué todo debe terminar así?

     Quisiera tener una última oportunidad, quisiera poder atacar una vez más.

     Nunca había estado bajo el agua durante tanto tiempo, siento cómo empieza a entrar en mis pulmones y me quema por dentro. No puede ser agua normal. ¿Qué necesidad tienen los Dioses Legendarios de provocar tanto daño? Intento nadar para salir a la superficie, para salir de la esfera llena de agua donde me encuentro, pero cada movimiento que hago con el braceo me hace sentir que me hundo más y más. Intento gritar pero al abrir la boca, entra el agua salada que me quema la garganta.

     Y escucho su voz que suena demasiado lejana.

     — ¡No permitiré que vuelvas a lastimar a mi mejor amiga!

     Mi visión se nubla y todo se torna oscuro.

Pokemon II: El Templo de LucarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora