Prefacio

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Amor. Una palabra de cuatro letras, tan corta y fácil de pronunciar. Sencilla de entender y difícil de olvidar; una palabra que esconde miles de significados y se relaciona con tantas otras. Un simple ¨Te amo¨ puede transformar tu mundo en uno totalmente diferente y mágico, puede revolver tus sentimientos y derribar tus barreras antes de que recobres el sentido. La definición de esta, siendo una muy general y poco específica, nos esclarece que hay dos tipos de amor.

Se puede amar ciertas cosas y disfrutar de ellas, es así de simple, como por ejemplo el chocolate o algo más personal como tu diario, aquel que esconde tus secretos mejor que nada ni nadie.

Y también nos encontramos con el amor hacia una persona, eso es mucho más complicado y extenso. El amor es un sentimiento de intensa atracción emocional y sexual hacia una persona con la que se desea compartir una vida en común. Una explicación algo acertada, pero muy vana. El amor es mucha más que eso...

Es paciente, sufrido, benigno, servicial, no es envidioso, no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; todo cesará, menos el amor mismo, que es el centro de todo. Es compasión, aquella que es capaz de aceptar todo lo malo de una persona y buscar ayudarlo a florecer lo bueno, quererlo y amarlo tal cual es.

Aquella palabra de cuatro letras resultó ser más insondable ¿no crees?, demasiado por ser descubierto, tanto por ser vivido e increíble para que a uno le suceda.

En especial a mí, una chica de 16 años, estudiante de preparatoria y totalmente invisible para el mundo. Soy más conocida por ser la mejor amiga de un chico popular, Jaxon Tanner, uno de los principales jugadores de las ligas menores. Los Halcones de Minnesota (The Minnesota Hawks) son grandes en lo suyo, bueno, o por lo menos eso es lo que eh visto. No sé mucho de fútbol americano, pero no puedo decir algo así libremente, en Minnesotao por lo menos de donde yo vengo, es decir, mi comunidad es un delito grave hablar de manera inculta, son muy deportistas y sus hijos crecen con eso en la sangre. Yo no tuve un padre que me inculcara algo así, pero no me quejo, con los retrasados de mi preparatoria me basta y me sobra.

Vivo en Minnesota desde el día que nací, a las afueras de Lakeville, aislada de los lujos y la gran ciudad.

Soy Erin Hashton, una chica tímida y callada que se mantiene al margen, por lo menos eso intento   pero lo que me tiene en un estado de alerta y depresión es mi problema sobre el contacto físico.

Cada vez que beso a un chico soy olvidada, por alguna razón que intento descubrir  todas las veces que mis labios rozan los de alguien más, puedo llegar a borrar hasta mi existencia de sus vidas.

Mi mejor amigo mi mayor confidente  es el único ser masculino que soporta mi presencia. Podría decirse que crecimos juntos,somos vecinos pero comenzamos a hablarnos cuando entré a la preparatoria, o eso es lo que él cree, siempre está para mí cuando lo necesito y es el único que conoce mi maldición.  

  "La mente olvida lo vivido, pero el corazón jamás olvida lo sentido"  


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Nunca me olvides ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora