Capítulo 6.

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(P.O.V) Erin.

— ¡Al fin me respondió! — Exclamé mucho más alto de lo que hubiera querido.

La clase entera me observó entre risas, el profesor solo carraspeó sonoramente con la intención de recuperar la atención de sus espectadores y continuó hablando como si no hubiera sucedido nada, cosa que agradecí desde lo más profundo de mi alma; fingía prestar atención al pizarrón mientras sostenía el libro de aritmética ligeramente levantado para cubrir mis verdaderas intenciones, porque en la otra mano — bajo la carpeta— estaba esperando respuesta de Jaxon.

« [ Jax 3:)] EN LINEA »

J: Te perdono << 8:42 am

E: enserio??? >> 8:42 am... ✔✔

J: dijiste q ya no me hablarías << 8:43 am

Después de leer su último mensaje; con dificultad, comencé a escribir intentando que nadie me pillara. Lástima que con una mano se me hacía imposible escribir a detalle, tuve que improvisar para no mantener el rostro agachado por mucho tiempo, ya saben, la luz de mi pantalla se reflejaba en los lentes y evidenciaba mi casi perfecta treta. Usar anteojos podía jugarme en contra en muchas ocasiones, por ejemplo, ésta.

E: No era verdad >.< no te molestes conmigo, lo siento >> 8:44 am..✔✔

J: esta bn, no estoy molesto. q haces? << 8:46 am

El profesor comenzó a revisar nuestro avancé yendo de mesa en mesa, tenía miedo que me quitara el móvil y leyera los mensajes en frente de toda la clase, como había hecho hace un año con Jaxon, — que, por cierto, eran bastante asquerosos— así que opté por responderle con algo rápido, luego guarde el móvil lanzándolo al fondo del pupitre y me acomodé para que no sospechara.

E: escuela ✎ ツ >> 8:48 am...✔✔

De esa manera continué hasta la hora del almuerzo, distraída y al acecho de mensajes. Quería estar a su lado, ayudarlo en lo necesario para que no sintiera la ausencia de su madre como siempre había temido. Le prometí que me mantendría a su lado, por esa misma razón entré a la banda escolar en la secundaria; el jugaría para el equipo y yo lo animaría desde las grandas con mi clarinete, era nuestro arreglo ideal. Siempre nos mantendríamos unidos, o eso debió ser...

Caminaba envuelta en mis pensamientos, inmersa en mi mundo interior con los ojos en la pantalla del móvil, antes de si quiera darme tiempo a reaccionar tropecé con un carrito de limpieza y quede tendida en el suelo sobre el charco de sustancias desinfectantes. Intenté levantarme apresurada, pero como soy el alma más desafortunada en la faz de la tierra resbalé cayendo de cara, logrando también empapar mis rodillas y la parte delantera de mi camiseta blanca; pero por supuesto que hoy no era mi día, pensándolo bien, jamás era mi día.

Nunca me olvides ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora