Prólogo

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Por las pantallas de los monitores el Presidente de los Estados Unidos transmitía un mensaje a todo el mundo. No hace mucho, la Tierra recibió el mayor ataque que jamás habían sentido: Doctor Manhattan había atacado a las grandes ciudades del mundo, y destruyó más de tres millones de vidas. La humanidad estaba aterrada. Se podía ver el caos de las calles a través de las otras pantallas. Nadie esperaba esto; tanta muerte, tanto dolor.

Pero no soportarían otro ataque como este. Justo, en ese instante, todas las naciones del mundo se reunían para dejar a un lado sus enemistades y unir fuerzas. Solo juntos podían prevalecer.

Los vigilantes miraban con horror los televisores. No lo podían creer. El único que no mostraba signos de vida era el ser místico celeste que miraba curioso pero neutro las pantallas, y el hombre que causó todas esas muertes.

-Paz-dijo Veidt. Luego se dirigió a sus compañeros. -Es el único modo de proteger al ser humano de su propia naturaleza destructiva.

Silk Spectre tenía la boca abierta, con un par de lágrimas casi cayendo; Nite Owl sintió un escalofrío por la columna, junto a un sudor helado; Rorschach apretaba con fuerza el puño.

-¡Maldito miserable!- avanzó hacia Veidt, dispuesto a darle un puñetazo, pero su compañero lo detuvo.

Adrian sonreía, disfrutando de la gloria de ser el salvador del mundo.

-No pueden evitarlo. La violencia es parte de la naturaleza humana. Siempre habrá sangre. Pero hay una fuerza mayor que esa: el miedo. Es lo único que los une, que los hagan actuar de manera correcta.

Los demás vigilantes se disponían a discutir, a echarle a la cara al genocida lo horrible que era, la clase de monstruo en que se convirtió. Esta era la parte en que el Dr. Manhattan opinaba del mismo modo que Veidt, de que lo que hizo era lo mejor, de que así la humanidad estaba salvada. Ellos seguirían en su contra, convencidos de decirle la verdad al mundo, pero ellos dos no lo permitirían, y Rorschach sería la prueba de aquellos que se interponen. El equipo se dividiría: la mujer que amaba se iría con Daniel, y juntos tratarían de seguir sus vidas sin abandonar este dolor; Veidt volvería a la sociedad para guiarla desde las sombras, a costa de su engaño; el ex-humano volvería a Marte a iniciar una nueva vida, ir más allá de las estrellas para fusionarse con los entes celestiales; y la carne esparcida en la nieve se congelaría hasta que un ave caroñera se devore los restos de Walter.

Pero... su visión cambió drásticamente. La cantidad de radiación nuclear en el futuro se fue dispersando, mostrando los nuevos sucesos siguientes. Podía ver lo que iba a pasar... y no le gustaba.

-No- los interrumpió Manhattan. Todos los presentes se sorprendieron con esa sílaba. -Te equivocas, Adrien. El miedo no será suficiente para retenerlos. Todo este sentimiento será algo pasajero; se recompondrán de esto muy pronto. Después de llorar seguirán con sus vidas, como siempre, y cuando sus vidas estén en esta supuesta "paz"... se darán cuenta que todo esto significa nada. Se darán cuenta que están indefensos a lo que es diferente a ellos, y se prepararán para lo peor. Crearán armas poderosas, incluso mayor que la bomba nuclear, hasta el punto de recrear seres divinos que desafíen la naturaleza y cambien el mundo. Entonces resurgirá la envidia, y el odio, y de ellas la gente se alimentará. Una crisis mayor que esta arrasará la Tierra. Nada cambiará; solo empeorará las cosas. Lo dicta su naturaleza humana: un ciclo sin fin.

Veidt lo miraba consternado, igual que el resto.

-Imposible- dijo el genio millonario. -Con estos sacrificios nadie se atreverá a...

-A lo que llamas "sacrificio" se le considera matanza-lo interrumpió Manhattan. -Y ningún humano tolera eso; la de la vida extinguiéndose. Por eso lucharán constantemente entre ellos, para defender lo que creen que vale la pena salvar, aunque sea contradictorio sus métodos. No solo pasa aquí, sino también en otras Tierras, en otras dimensiones.

-¿A qué te refieres con otras dimensiones?-se giró Silk Spectre hacia él, limpiándose la lágrima congelada en su cachete.

-¿Recuerdas aquella vez que te conté que podía ver otros mundos, otras realidades?-se dirigió Manhattan a Laurie. -Igual que esta, habrá crisis, envidia, odio, muerte, miedo, guerra... pero siempre logramos superar eso, y pasará poco tiempo antes que el ciclo inicie nuevamente. Siempre será así; en universo funciona de esa manera. Es irrefutable.

-Convenientemente recuperaste tu humanidad-le reprochó ronco Rorschach.

-No es posible-insistió Veidt. -Debes estar...

-¿Bromeando? No, me temo que no-siguió Manhattan. -Los cálculos no funcionan con la psicología humana; siempre hay errores. Si quieres...- su mente se iluminó con una idea. -Te puedo mostrar tus equivocaciones, para que al momento de volver reveles tus planes a la humanidad y te reindiques.

-¿Reindicarme?-dijo indignado el hombre. -¿Volver de dónde?

-Lamento Laurie por esto- le dijo el doctor a la dama-, pero me temo que este viaje será peor del que acostumbras.

-¿Ah?

El ser celeste empezó a irradiar una inmensa luz, como si fuera una estrella. Lo vigilantes se cubrían los ojos para no quedar ciegos. Manhattan emitía su zumbido característico, el que produce cuando está por teletransportarse.

Conociendo a los Vengadores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora