09. Mutación

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ATENCIÓN
El final de este capítulo contiene spoilers de Infinity War
Ya han sido advertidos

Daniel quedó boca abierto al ver los recipientes de la gran colección del lugar. Apilados uno encima de otros, distribuidos en diversas filas y columnas, en estantes, vitrinas, jaulas de metal o de vidrio, había una gran variedad de todos los artefactos y criaturas alienígenas que algún humano pudo imaginarse. Pero la situación en la que corría peligro le decía que no podía desperdiciar su tiempo en apreciar esas rarezas.

Se movía con sigilo entre las vitrinas, tranquilizando su respiración agitada y calmando el fuerte palpitar de su corazón acelerado. La adrenalina iba abandonando de a poco su sistema sanguíneo, por lo que recién el malestar de su extremidad cortada empezó a molestar. Prestaba atención a sus sentidos, hasta que interceptó unas voces. Avanzó de a poco, mirando entre las aberturas el otro lado del pasillo.

Al fin encontró a Strange conversando con el Coleccionista, dirigiéndose a una mesa escoltados por dos guardias y la asistenta. El hombre aparentaba ser humano, de un traje morado extravagante hecho de terciopelo, una cabellera blanca arreglada y unas sombras maquilladas bajo sus ojos para resaltar su mirada.

-... y su viaje termina aquí, oh gran mago- finalizó el Coleccionista, moviéndose lentamente y haciendo volar su capa mientras hablaba con voz grave y teatral.

-Sí, eso espero- dijo Strange, tratando de ser todo lo paciente posible.

Uno de los guardias dejó una pequeña caja pequeña en la mesa de negocios donde guardaba las unidades, y asintió a su maestro, confirmando que todo el dinero estaba completo. El Coleccionista le hizo una seña a sus empleados, y la asistenta y el segundo guardia fueron hacia una de las cientos de vitrinas para traer el paquete. Era un recipiente grande y cuadrado, un cofre de metal de estilo futurístico con decorativos de luces en los bordes y un cerrojo triple. Estaba hecho para salvaguardar el producto y evitar que los fisgones vieran adentro, aunque el mago y el vigilante ya sabían de qué se trataba.

-Ya tenía a otros tres clientes apuntados esta noche para negociar respecto a este espécimen, pero tuvo suerte usted de llegar primero-dijo el Coleccionista mientras sacaba bajo sus anchas mangas una llave dorada. -Ya saben lo que dicen: el que se duerme, se lo lleva la corriente- e introdujo la llave en el cofre.

Los tres cerrojos se abrieron uno por unos, y los bordes se desprendieron, dejando salir humos blancos de hielo seco. La tapa subía arriba por los soportes de metal que lo elevaba, mientras las paredes se abrían y separaban, exhibiendo su tesoro en un foco de luz blanca para aumentar el espectáculo.

Daniel no pudo verlo bien porque los guardias bloqueaban su vista, y peor aún fue cuando Stephen se plantó en la mitad con su gran capa roja. Al mago le tomó unos segundos procesar la información que sus retinas percibían, y tuvo una revelación extraña.

-Disculpe, pero creo que hubo un mal entendido. Me parece que me dieron otro brazo. Yo pedí uno específico de su catálogo, en último artículo más reciente y nuevo.

El Coleccionista se giró hacia sus empleados, incrédulo por el reclamó, y luego empezó a reír, dejando confundido al hombre.

-Pero si es ese- señaló el brazo aún sin parar de reír-, es el que pidió. Es lo que el resto de mis clientes están interesados, aparte de usted. No hay ninguna clase de error, gran mago.

-¿En serio? Porque... es que... -dijo disgustado Strange. No podía decir nada más sin revelerarle información confidencial a aquel hombre, limitándose a dar un suspiro de frustración.

Conociendo a los Vengadores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora