Amy
Observo como el moreno se pasea por el piso muy exhibicionista preparándome mi desayuno favorito, algo que sólo lo hace cuando mi querido hermano mayor no se encuentra en el departamento.
- ¿Disfrutas la vista, panquecito? -pregunta burlón, colocando el plato frente a mí. Mis mejillas se sonrojan ante su comentario-. Bien, lo lamento. Come tu desayuno que debo llevarte-. Se acerca depositando un suave beso muy cerca de mis comisuras, haciéndome sonreír con sincera alegría.
Desde que Trent y yo nos conocimos, una fuerte atracción creció al instante, aunque en estos nueve meses en que llevamos "algo" jamás se lo dijimos a los demás, mucho menos a Ryan.
La verdad es que, en diecinueve años, el mejor amigo de mi hermano es el primer intento de novio que tengo. En Dallas mis padres eran demasiado exigentes conmigo, ni siquiera me dejaban tener amigos hombres, hasta parecía patética inventando a mis compañeras sobre los supuestos novios que tenía, pero todo cambió con mi llegada a la gran manzana. Todo fue perfecto desde que él entró en mi vida.
—Oye—. Me llama sacándome de mis pensamientos—. No te distraigas tanto, es incómodo tu silencio. Compórtate como la retrasada mental que sólo se la pasa discutiendo conmigo cuando su hermano está presente. Esa es mi favorita—. Pasa lentamente sus nudillos por mis mejillas causando gran paz en mi interior.
—Sólo pensaba lo nuestro—. Respondo avergonzada empezando con el plato que tengo frente. Doy un bocado para luego fijarme en él; tenso, con ambos codos en la mesa y sus manos cerradas al aire. Lo normal cada vez que oye algo sobre el tema.
—Amy yo... —empieza, como de costumbre—. Bueno, yo no quiero lastimarte, si nuestro secreto te hace daño, sólo dime y dejaré de dañarte. En serio te quiero.
Trent sabe perfectamente todo detalle de mi escasa vida amorosa, hasta diría que fue el incentivo de enseñarme a experimentar. Y sí, fue mi primer beso, aunque suene patético, pero él jamás se burló de ello. En serio me tiene locamente enamorada.
Terminamos de desayunar, tomo ambos platos para llevarlos al fregadero, como él cocinó ahora me toca lavarlos aunque no quiera.
—Iré a cambiarme—. Avisa, besa mi hombro con una leve caricia de mi espalda para marcharse a su habitación.
Intento colocar el segundo plato en su lugar cuando golpean la puerta, me sobresalta y termino cortando la palma ante el impacto. Suelto una maldición alarmando al estudiante de medicina que vive conmigo.
—Diablos, vamos al baño—. Me jala con apuro—. ¡Si es Hannah, McKaley o Elijah pase! —grita mientras nos terminamos de adentrar al baño.
Me molesta en cierto modo que se comporte así, que esté a un año de recibirse como doctor no le da el derecho de hacerme sentir inútil porque recién voy por mi primer año en enfermería. Detesto derretirme ante su dulzura.
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Terraza del edificio 206.
Teen FictionSeis grandes amigos enfrentarán a la gran ciudad de New York tras sus pasos en una vida adulta. Ryan, Amy, Trent, Hannah, Elijah y McKaley vivirán experiencias nuevas que lo formarán como personas, contándolas todas las noches en la terraza del edi...