Prólogo: Bajó la lluvia.

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El mes de octubre ya había llegado, los días cada vez se hacían más frescos. Me gustaba.

-Tengo que apurarme - miré el cielo nublado.

Algunas gotas ya caían sobre la ciudad, mi blusa así como mi bolso empezaban a oscurecerse por la humedad.

Apresuré más el paso, mis padres se preocuparian.

Hoy me había quedado más tarde de lo normal, la tienda en la cual trabajaba estaba corta de personal así que me ofrecí. Pero se me hizo demasiado tarde para regresar.

Gire a la izquierda en la esquina para entrar en la cuadra en la cual vivia, la lluvia hacia que todo se viera oscuro, las farolas apenas  alumbraban.

Algo captó mi atencion, un bulto debajo de una de las farolas, dudosa me acerqué a ver mejor.

-Oh Dios - me acerqué rápidamente al darme cuenta de que era ese 'bulto'.

Acerqué mi mano a su rostro, estaba demasiado frío. Pero tenia pulso, un movimiento rápido de él me hizo soltar un grito ahogado.

-¿Quien eres?- su voz sonaba áspera.

-Me llamo Eleanor, no te haré daño, sólo déjame ayudarte- parpadeo varias veces, las gotas de lluvia calaban en mis pestañas.

-¿Ayudas a un desconocido sin ninguna razón?- su ceño estaba fruncido, a pesar de que se veía tan débil, estaba a la defensiva.

-Lo siento, aunque me lo dicen a menudo, ¿me podrías dejar ayudarte?- Sonreí un poco.

Me miro por unos segundos y después suspiro, se intento levantar.

Lo ayude en el acto.

-Vivo a unas casas, podemos ir y curarte ahi, te daré algo de ropa seca, estas helado- musite.

-Me lo dice quien no deja de castañear los dientes-

Reí algo apenada.

-Lo siento-

Lo dirigí a mi casa, saque mis llaves y abrí con cuidado, la casa estaba a oscuras.

Deje al joven hombre sentado en el sofa, y me dirigí rápidamente por algunas toallas, el botiquín de primeros auxilios y ropa seca que es de mi padre, aunque no sé si le quede.

-¿Podrías quitarte la camiseta? Necesito curar las heridas- me miro algo desconfiado pero asintio.

Mientras él hacia eso yo saque algunas vendas y ungüento, alcohol y unos guantes de látex.

-Dolerá un poco, tratare de ser rapida- avise mientras con cuidado pasaba una de las gasas por las heridas.

Algunas se veían demasiado profundas, otras como si fuesen  hechas hace días. En ningún momento se quejó, mis padres no estaban, cuando fui a buscar las cosas observe una nota, se habían ido a casa de mis tíos, regresaban en dos dias.

-Está listo, dime si las vendas quedan muy justas, aquí está algo de ropa seca, puedes ponertelas- me levante para ir a mi habitación y cambiarme tambien.

Le dí algo de privacidad en la sala, me puse un pijama de color negro y una sudadera algo vieja que compre en el supermercado.

Sentía mi piel aún algo fría.

-¿Te quedo bien la ropa?- pregunté entrando a la sala.

Me sonroje al verlo, sólo tenía puesto el pantalón, aunque algo justo.

-La camiseta no me quedó, aunque el pantalón es algo...- miro hacia abajo.

-Lo siento, es ropa de mi papá, creo que eres más alto que él,  tratare de buscar alguna sudadera...-

-Así está bien, me pondré la misma que traía puesta-

-¿Estas loco?  Te enfermaras, iré a poner tu ropa en la secadora, tal vez esté para antes de mañana, ¿Tienes donde quedarte?-

-No, buscare algún lugar - 

Lo miré, había puesto la ropa ya en la secadora, tal vez lo que estaba por hacer era de locos pero, no podía dejar a alguien así bajo la fría lluvia.

-¿Por qué no te quedas esta noche? Mis padres no estan, ya por la mañana si quieres puedes buscar algún lugar donde quedarte, aun no me explico como terminaste con esas heridas tan feas-

-Gracias por tu hospitalidad, pero si me quedo te daré problemas- me miro frunciendo el ceño.

-No pasa nada-

-Eres muy extraña-

-Si, creo que también me dicen eso seguido- reí un poco.

Suspiró.

-Aceptaré  tu propuesta, pero me quedare en el sillón -

-Claro, ahora prepararé algo de té,  ¿quieres algo?-

-N...- sabía que estaba por negarse cuando su estómago gruño.

-Haré algo para la cena, espera un poco - reí suavemente.

-Lo siento- vi un leve sonrojo.

Su piel era aperlada, era alto y su cabello castaño estaba despeinado y cubriéndo un poco de sus ojos. Los cuales tenían un verde brillante.

Su cuerpo muy bien trabajado, ahora cubierto de vendas. Tal vez una pelea.

Solo espero que esté bien.

Lazos de sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora