1. Indiana

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Las miradas serias de los dos adultos le informaban que malas noticias se avecinaba.

Era siempre lo mismo los tres en la mesa sus papás justo enfrente a ella, con la iluminación de las lámparas parecía un interrogatorio policíaco.

Los siguientes minutos transcurrieron en silenció los adultos aun no encontraban las palabras y ella... ella simplemente no quería hablar del tema.

Un suspiró de frustración salio de sus labios antes de preguntar:

- ¿Por que?

Se miraron entre si, hasta que Elenor, su madre, una mujer de finas facciones brillante cabellera rubia y hermosos ojos color esmeralda decidió hablar.

- Creemos que es lo mejor para ti...

- ¿Y por qué demonios creen eso?

Su madre le lazo una mirada de advertencia para después continuar con su explicación.

- Sabemos que lo que sucedió con James es duro.

Su rostro se descompuso tan solo con su mención, ellos sabían que aun le era reciente el suceso y el mencionarlo solo volvía el temperamento de su hija mas inestable de lo que ya era.

- Y pensamos que si nos alejamos un poco...

- ¿Lo olvidare? Vamos, eso ni ustedes lo creen nos hemos mudado mas de tres veces, ¿Cual sera la diferencia está vez?

- Que nos mudaremos mas lejos.

Frunció el ceño con confusión. Aun no comprendía los rostros de preocupación de sus padres.

- ¿Que? ¿Staten Island o regresaremos a Queens? ame Queens.- sorio al recordar las aventuras en la ciudad.

- Indiana.- hablo por primera vez su padre, un hombre de pelos azabaches y ojos safiros que al lado de su madre la hacía parecer una pequeña muñeca de porcelana.

- ¡¿Indiana?! Pero... ¡¿Por qué?!- se levantó tan bruscamente que la silla terminó en el suelo haciendo que sus padres la voltearon a ver sorprendidos.

- Rose...

- ¡No!, He soportado mudarnos tres veces en menos de un año, pero no esto es demasiado, ¿Indiana?, ¿En que están pensando? nunca habíamos dejado Nueva York ¿Por que ahora?.

Les miraba con frustración, le trataban de arrancar su recuerdo.

- No iré.- la seguridad desbordaba sus palabras, es una lastima que eso no fuera suficiente.

- Rose, no es una pregunta, es una decisión ya tomada, mañana a primera hora nos vamos, así que sube a empacar.- le ordenó su madre lo mas calmada posible.

- Pero...

- ¡Vasta! Sube a empacar Rose, no hay nada que discutir.

Un grito de frustración el azotar de una puerta fue lo último que escucharon antes que su hija entrara su habitación.

[...]

Indiana, el solo pensamiento le enojaba.

No soportaba el como sus padres tomaban una desicion sin tomarla en cuenta, como si no le influenciara a ella en lo más mínimo.

Primero Manhata, cerca de Bronx pero fue la primera mudanza desde el suceso así que fue la peor, después Queens, para ese entonces se había hecho la idea que el mudarse sería frecuente, no es como que su comportamiento ayudará a hacer lo contrarío, de cualquier forma su fascinante vida en Queens no duro mas de tres semanas, Ya conozco a todo el cuartel de la comisaría, fueron las palabras de su padre antes de mudarse a Brooklyn.

Las siguientes dos horas se dedico a empacar sus cosas.

Eran las tres y su cuarto estaba prácticamente vacío, el único rastro de su presencia en la estancia era la pared que había atacado con pintura hacia unos meses, después de su primer viaje al bosque de Long Island. El follaje de los arboles con la luz cálida del sol estaban plasmados en el muro de su habitación, trayendo un poco de vida a la caótica ciudad. Fue lo único que pudo pintar que tuviera tanta vida desde su aterradora experiencia, de ahi en mas sus obras eran aterradores retratos de aquel oscuro lugar que le atormentaba cada vez que cerraba sus ojos.

El resto de la tarde se dedico a contemplar el mural, hasta tal punto que se arto de el. Saco la primera chaqueta de la maleta, para después salir por la ventana.

[...]

Un azul oscuro pintaba el cielo mientras observaba el fluir de la agua.

Despego la vista de aquel paisajes para ver sus manos donde reposaba el radio con el que solía comunicar con James, no lo había tomado desde hace tanto tiempo que podría haberse olvidado del objeto.

Un rectángulo con un pequeño palo a un extremo y botones, aun recordaba la primera vez que vio ese extraño objeto. Tenia unos seis años a lo mucho, y le era increíble el poder comunicarse con aquel aparato tan peculiar.

"Para que siempre puedas ser oída, para que siempre puedas oír cuando lo necesites"

Fueron sus palabras cuando un día le cuestionó el porque había desperdiciado un regalo de cumpleaños en aquéllos radios, teniendo un teléfono en casa.

Lo necesitaba oír, lo necesitaba ver ante ella con sus ojos risueños y una sonrisa pintada en su rostro.

Después de tanta oscuridad necesitaba un rayo de luz.

Pero eso le fue arrebatado, el día que el lugar se reducía a cenizas.

Acercó el radio a sus labios y coloco el canal en el cual solía hablarle.

- No se si escuches esto, pero... te extraño, probablemente lo sepas.- su voz sonaba temblorosa, aun le aterraba la idea del nunca volver a ser escuchada, no de la forma en la que el lo hacía, suspiro tratando de controlar su respiración.

Relamió sus labios, sintiendo así el sabor salado de las lágrimas que avían empezado a caer desde hace un rato.

- Indiana. Hawkins, Indiana.

***

Ok... simplemente dire que tengo muy mala ortografia, y soy floja por lo que no la corrigire. Sip eso es todo.

Bad friendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora