Capítulo 17

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Gerard podía escucharlo, pero no estaba muy seguro de lo que era, y empezaba a molestarle.

Claro, si el sonido no tuviera un ritmo constante, no sería tan malo. Pero podía medir este sonido y empezaba a alterarlo.

¿Qué demonios era?

'Beep... Beep... Drip... Beep... Beep... Drip...'

Gerard tenía en mente decirle a esa persona que parara lo que sea que estuviera haciendo para que pudiera dormir un poco.

Así que lo hizo.

Pero no salió bien; en lugar de un "¡Apaga esa mierda!" hizo un sonido similar a un estómago molesto.

Escuchó voces apagadas de pronto estallar cerca de él, incluso escuchó su nombre una o dos veces.

¿Qué estaba pasando?

Abrió un ojo y lo cerró de inmediato con un gemido. "Apaguen las luces, por favor." Graznó.

"Oh gracias a dios, está despierto." Gerard escuchó a Mikey susurrar.

¿Despierto?

¿Por qué no estaría-?

Oh cierto.

Escuchó a alguien apagar la luz y abrió los ojos lentamente. Casi muriéndose de miedo cuando vio a la cantidad de personas al pie de su cama.

Sus ojos escanearon hacia su mamá, hacia Mikey y Char, hacia Morgue y Pete y finalmente hacia Rhian.

No Frank.

Intentó no mostrar la decepción mientras se sentaba un poco más alto y sintió un jalón en su estómago, como si le hubieran pateado los intestinos.

"¡Salgan todos! Vamos, yo estoy a cargo aquí, uno a la vez." Pete apresuró a todos a salir de la habitación. Solo hasta ahora vio que Pete llevaba su uniforme.

Pete Wentz el enfermero.

Hmm.

Se recostó en la cama y miró la puerta, curioso por ver quién entraría primero y sin sorprenderse, fue su mamá.

Ella se apresuró hacia su lado, sus brazos estirados y sus ojos rojos e hinchados. Le jaló en un abrazo, haciéndolo jadear por aire y encogerse por el dolor.

"¡Qué rayos estabas pensando, Gerard!" Le gritó cuando lo soltó, haciéndolo desear no haber despertado.

"¿Bueno no vas a contestarme?" Lo intentó de nuevo, su voz bajando un poco de volumen.

Gerard simplemente se encogió de hombros y miró los tubos que salían de sus manos.

"Gerard por favor, ¿por qué nos harías esto? Sé que tuviste problemas en el pasado, cariño, lo sé... Pero- Pero esto... yo-" Se limpió el ojo con un pañuelo y respiró profundo. "Sabes que te amamos, corazón."

"Sí, lo sé." Gerard logró decir ahogado en un susurro ronco.

"¿Supongo que quieres ver a tus amigos ahora?" Donna preguntó quedamente, mirando a su hijo. Gerard asintió un poco.

"Iré a traerte algo de beber. El doctor dijo que no puedes comer por un tiempo hasta que tu estómago esté bien... Como sea, ¿a quién te mando?" Donna caminó hacia la puerta, arreglándose un poco el cabello.

"Mikey..." Suspiró y la vio sonreír un poco antes de salir.

Apenas un segundo o dos pasaron antes de que Mikey entrara, mirándose pálido y amargado. Miró a su hermano mayor con los labios fruncidos antes de cruzarse de brazos. "Estoy tan enojado contigo."

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