6.- Silencio

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Stuart se encontraba frente a frente con su líder encerrados en un armario, a decir verdad, para 2d estaban demasiado juntos. Podía sentir la respiración del otro pero, ¿por qué razón? Simple, Murdoc estaba escapando de Russel, lo pudo haber matado en el baño. Este era el escondite perfecto, ya que los Kong era demasiado grande.

— ¿Por qué lo hiciste?—Stuart no entendía nada, ¿cómo pudo haberlo traicionado si eran mejores amigos?

— Shh! No hables tan fuerte—le susurro el verdoso.

— Tú sabías que la amaba.

— Deberías de agradecerme, era realmente horrible.

— ¿Entonces por qué lo hiciste?—la visibilidad era casi nula, pero aún se podían ver por aquella rendija de luz— Era hermosa.

— Agh... Te golpearía en este momento.

— Hazlo, ya no me importa que hagas.

— Demonios, solo calla—se empezaron a escuchar pasos arriba de ellos, era Russel. De fondo se podía escuchar la voz de su pequeña, Noodle, esta le estaba ayudando a encontrarlos—...te.

— ¿Ahora si quieres mi ayuda, no?—¿por qué se había metido con Stuart en el armario?

— ¿Podrías guardar silencio?—el de tez blanca se limitó a mirarlo para después contestarle.

— Oblígame—el mayor lo tomó del cuello de la camiseta, haciendo estremecer a su compañero.

— ¿Te obligo?— odiaba cuando lo retaban, sabía que estando en contra de Murdoc el siempre ganaría.

— Sí— pero esta vez no. El azabache lo tomó de la nuca para unirlos en un beso, esto desconcentró más al peliazul. No correspondió. ¿Quién no correspondía los besos de Niccals? Nadie más que él, hasta el momento.

— Me gustan tus labios, son suaves—sonrió mostrando sus afilados dientes.

— Cállate—Murdoc apostaba que su compañero estaba rojo.

— Admite que te gustó.

— Nunca— esto hirió el orgullo de su acompañante, pero no todo quedaría así. El mayor tomó otra vez la nuca de su amigo para después colar su lengua en la boca del otro. Stuart odiaba admitir que le gustó ese beso. Esta vez si correspondió.

Se podía sentir como el beso aumentaba de nivel, pues 2d ya sentía el miembro de Murdoc rozando con el suyo. El verdoso a veces mordía el labio inferior del otro, amaba escuchar los pequeños suspiros que soltaba su cantante.

Estar dentro de ese armario era igual que estar en el infierno, el calor ya se estaba siendo presente. Murdoc quería llegar a más, pero ese no sería el día, solamente por hoy podría disfrutar de los suspiros de su amigo, ya tendrá más días para saber como gime debajo suyo.

Se separaron por la falta de aire, odiaban admitir que les había gustado ese beso que el de otra mujer, bueno, Stuart no podía opinar mucho de esto, pero con las pocas que había estado preferiría a Murdoc.

— Toc toc—siempre alguien tenía que arruinar su momento.

— ¿Quién es?—era estúpido y nunca iba a cambiar.

Drabbles [2doc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora