Dolor y Despedida P-2

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Recorrí las solitarias calles de Miami a las 3 de la mañana en un taxi que me llevaba hacia el hogar de mi familia; al llegar a mi destino me di cuenta que aún a esa hora las luces interiores seguían encendidas, lo que indicaba que permanecían despiertos adentro, suspire un par de veces hasta que finalmente obtuve el valor suficiente para salir del auto y dirigirme hacia la puerta, la cual se abrió sin siquiera tocarla y mi madre me recibió en sus brazos llorando.

Y lloré, abrazada a ella lloré y ella conmigo pues su dolor y el mío eran casi los mismos, yo había perdido a mi abuela y ella había perdido a su madre. Creo que nunca fue tan vulnerable como en ese momento, toda mi vida había visto en ella una fuerza inquebrantable y una voluntad que no se doblegaba por nada en el mundo, y sin embargo en aquel momento era solo una hija que había perdido a su madre y sentía su fragilidad entre mis brazos. No dije nada, y creo que ella tampoco lo hizo, solo me dediqué a abrazarla con todo el amor que podía ofrecerle, compartiendo la pena que había cargado sola desde que papá me había llamado varías horas antes.

-¿Está aquí? - pregunté cuando el llanto cesó un poco.

-La tenemos en la sala. - respondió guiándome hacia adentro y me aferré a su mano conforme empezaba a vislumbrar el sencillo féretro a mitad de la sala, y me acerqué a este con temor, sabiendo que lo inevitable estaba ahí frente a mi, y fue entonces cuando la vi y mi pequeño mundo terminó de desmoronarse por completo, era ella tal como la recordaba la ultima vez que la vi, cuando aún estaba en el hospital y decidió descansar un poco mientras yo le cantaba una de las canciones que más le gustaba, era ella quien ahora parecía dormir plácidamente, un sueño eterno del que nunca más despertaría, y entonces me hice cautiva de mi dolor, y este hizo que de mis ojos fluyeran libres miles de lagrimas acumuladas y estas chocaran contra el frio vidrio que me separaba ahora de mi dulce Nana, y solo se apaciguó un poco cuando los brazos de mi madre me separaron de ahí y me llevaron a su pecho y yo me aferré a ella y ella a mi y sin saber como, empezamos a aprender a sobrellevarlo juntas.

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-¿Donde está Chris? - pregunté a mi hermana Taylor quien permanecía en el regazo de mi padre.

-Lucy se lo ha llevado de aquí desde esta tarde. - al ver mi mirada de confusión, papá aclaró - Mi muchacho no se sentía bien, para Chris ha sido especialmente duro... fue el primero de la familia que supo que Angélica había fallecido, llegó a la clínica cuando intentaban reanimarla y encontró a Lucy fuera de la habitación bastante afectada. Ambos estaban muy mal y Lucy me prestó el coche para salir con él a quien sabe donde... estarán bien... confío en esa chica con mi vida.

-¿alguna pista de hacia donde se fueron? Ya es muy tarde para que estén afuera, ¿no crees?

-Escuché que Lucia mencionó que lo llevaría a un sitio especial - añadió Taylor - Tu debes saber que sitio es.

-Creo que tengo una idea. ¿Papá podrías prestarme el auto de mamá para ir por ellos?

-Nada de eso señorita. Es muy tarde ya para que estés sola en la calle.

-Chris también está afuera a estas horas al igual que Lu.

-Pero es diferente, Chris es un hombre y tu...

-¿Una mujer?- pregunté con sarcasmo y el se disculpó al instante - papá por favor, allá afuera es igual de peligroso para mi que para ellos.

-No iras sola.

-¿Vas de dejar a mamá y Tay solas? - pregunté sabiendo que no lo haría.

-No irás sola -repitió sacando su celular.

-¿A quien llamas a esta hora?

-¿Pipe, ya estás dormido?- preguntó en el teléfono ignorando. Supe de inmediato que hablaba con Luis Felipe, mi exnovio.

RompimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora