Capitulo Tres

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Capítulo 3
Jenice

Ring Ring Ring

- Esto es lo que se llama querer no despertar - pensé.

Anoche no logré conciliar el sueño, igual que antes de anoche, con estúpidos pensamientos de Kade, sus besos imaginarios, la inquietud de saber cómo serían, esa última frase que me dijo, me dejó totalmente a la deriva y todo me pasa por no ponerle un alto. Llevo dos días pensando en el.

Soy muy susceptible a las ideas, mis pensamientos solo necesitan un empujoncito para hacer un tornado de conjeturas. Algunos dicen que tengo un mundo como el de los niños, que tengo demasiada imaginación y que tengo que madurar. Son veinticuatro años casi Veinticinco, pero la vida ha sabido muy bien cómo hacer que madure rápido, pero eso no significa que no pueda imaginar cosas y tener mi propio mundo de fantasías. La gente tan madura, mañana estará podrida, o por lo menos eso dice una canción que me gusta. No podemos aferrarnos a la idea de que somos adultos y olvidar al niño que llevamos dentro. Debemos desarrollar un equilibro. Una estabilidad entre los compromisos y responsabilidades de adultos y los sueños y fantasías de infantes.

Después de bañarme, peinarme y preparar a Luna para la escuela me disponía a salir cuando encontré en la puerta de mi apartamento una carta. Sellada y con solo un Nombre.

El mío.

El buzón verde me miraba con la boca abierta. Solo una carta.

¿Quien envía carta en estos tiempo?

Existe WhatsApp. Email. Facebook.

Entonces eso solo me hace pensar que es alguien con quien no mantengo contacto alguno.

No la abrí hasta después de llevar a Luna al centro, y cuando lo hice desee no hacerlo. Supe inmediatamente como se arruina verdaderamente una mañana sin empezar, después de no dormir, esto completa mi peor día.

Jenice:
Si querías hablar conmigo no debiste mandar a tu matón personal para contactarme, sé que no he hablado contigo y en verdad te desapareciste, pero me interesa conocer a mi hija y ser parte de su vida, no hay que usar las amenazas para eso. No soy un imbécil, tal vez hace unos años fui así, pero ya no. Solo envíame tú numero o me apareceré en tu puerta. Espero seas más razonable que en la adolescencia. No me juzgues por acciones que estaban fuera de mi control.

Riley Graham

Me quedé gélida al leer la carta, mi corazón empezó a latir con más fuerza, recuerdos empezaron a ir y venir, recuerdos que pensé olvidados (pero que en el fondo sabía nunca olvidaría), me sentía mareada. No es como esos recuerdos traumáticos y nefastos, más bien del tipo: el donador de esperma que se intente llamar padre de Luna aparece por arte de magia o de dinero, en tal caso es lo mismo.

- Jenice, ¿te encuentras bien? - me preguntó Patricia al verme entrar en modo automático al restaurante. Llegué sin darme cuenta. Absorta por lo que se me avecinaba. Mi vida y la de mi hija estaban a punto de girar a 180 grados por segundo.

- Si, solo necesito sentarme. - le contesté.

- Pareces como si hubieses visto a Jasón con la sierra eléctrica.- bromeó ella.

- Si fuera eso estuviera feliz. Pero es algo peor. - le dije, pasándole la carta y sentándome en una silla horrible e incómoda que me ofreció. Patricia y yo nos conocíamos desde un tiempo prudente, lo necesario para contarle sobre Riley Graham y su desfachatez. Vi cómo ella miraba la hoja finamente escrita a máquina seguramente en Arial 12. Analizarla de arriba hacia abajo. Me imagino la cantidad de cosas que están pasando por su cabeza. Después de varios minutos , en los que creo que Patricia leyó varias veces la carta para poder entender el mensaje oculto, (porque de verdad tenía que haber uno y yo no haberme dado cuenta) ella contesto:

TRILOGIA MAGIA y LUZ I: DesnudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora