Thomas
—No te atrevas a ponerle ni un dedo encima. — Dijo él con un gruñido territorial
—Hay que llevarla al igual que a la niña. Por lo que puedo ver desde aquí está más que herida. Hemos llegado un poco tarde. — Dijo la mujer.
—Nunca será tarde. Ella es la elegida. Trátala con respeto — Dijo el hombre con tono autoritario. — Yo la levantaré. Prepárate para transportarnos.
—Siempre estoy preparada Lerdo.
Dicho esto la mujer colocó sus manos simulando un círculo con ellas abiertas. De inmediato se fue creando una abertura espacial. Un cruce entre dos dimensiones, separadas por el tiempo, las horas, días y sentimientos puros. Abría una brecha a su mundo. Ese era su don. Sus manos eran el portal mismo a otra vida.
Ellos habían tenido la mala suerte de cruzarse en el camino de los Nephilim, desde su nacimiento cabe destacar. Esos seres eran sanguinarios. Les valía mierda morir o no, eso era lo que los hacía ser implacables. No soltaban batalla, se iban con quien existiese y en todo esto solo figuraba alguien. Un solo e implacable ser.
Tenían días ininterrumpidos patrullando cerca del apartamento de Jenice, la cuidaban al salir al trabajo y al regresar.
El día anterior los Nephilim y hoy habían tenido que enfrenarse a una manada de hombres lobos. Xena estaba rasgada en una pierna, que con frenesí botaba sangre a borbotones. Ella era fuerte. El, en cambio, necesitaría un buen trago de antitetánica para evitar la rabia y posible muerte, ya que su brazo derecho que fue mordido por hombre lobo bastante salvaje. Todo estaba orquestado para que ellos no llegasen a tiempo y lo habían logrado.
Estaban esperando a que Kade bajase del apartamento de Jenice cuando escucharon las patas de los lobos al acercarse como escuadrón. Xena había escrito al celular de Kade un mensaje corto pero contundente.
—¿Ya le avisaste a Kade? Debemos salir de esta mierda ya! —Le grité a Xena mientras unos Hombres lobos se acercaban velozmente.
—No hace falta que lo digas lelo. — El apodo que ella le había impuesto hacia años le irritaba como si fuera el primer día.
Los Hombre lobos se habían conglomerado en los alrededores de la casa de Jenice, obligándonos a actuar y salir de la capa protectora de Xena, la morena sabía bien como pasar desapercibida, aunque en este caso tuviéramos que tomar medidas drásticas y una de estas era arriesgar nuestra vida por esa mujer y su pequeña hija.
Dos hombres lobos se le fueron encima a Xena y esta saco de su cuello una cadena color verde esmeralda que había heredado de su madre, este peculiar accesorio era más que solo decoración, con esta se odia matar a un ejército de demonios sin ponerle la mano a ninguno. Vi como ella se colocaba en posición de combate y movía con su mano derecha hacia la izquierda y derecha en movimientos de nunchakus, dinámicos y coordinados. Me quedaba absorto al verla moverse ágil como gacela en combate.
ESTÁS LEYENDO
TRILOGIA MAGIA y LUZ I: Desnuda
Fantasy¿Que pensarias si te dijeran que eres hija de un ángel y un demonio? Es la pregunta que se hizo Jenice, cuando su mejor amigo le abordó en un vehículo. Llevando una vida de madre soltera, trabajando noche y dia para darle lo mejor a su hija Luna de...