6. Oscuridad

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182 d.Conq.

M A G N U S


La nave estaba en silencio cuando despertó en la cabina de mandos. Enseguida supo que se encontraba tumbado en uno de los sofás con una manta cubriéndole el cuerpo y un cojín debajo de su cabeza. Las luces tenues que iluminaban la sala indicaban que era de noche. Giró su rostro y vio con su vista borrosa la figura de Lana manejando la nave. Su visión empezó a aclararse y pronto pudo ver con igual nitidez que siempre.

Su boca sabía agria y estaba pastosa, su cabeza pesaba y sus músculos dolían. ¿Cuánto tiempo había estado dormido? ¿Estaban todos bien?

Magnus se incorporó de golpe cuando todos los recuerdos de la misión de rescate volvieron a su mente. Gimió por el dolor repentino en su pecho, llamando así la atención de la Caída.

—Vaya, ya estás despierto. Menudo susto nos has dado —dijo Lana, sonriendo débilmente.

—¿Dónde está Alec? —preguntó Mganus con voz afónica.

Lana se quedó callada unos segundos, pero al mirar fijamente a Magnus, suspiró rendida y dijo:

—Está bien. Clary se está ocupando de él. Al parecer, sus heridas estaban infectadas. Si te soy sincera, sigo sorprendida de que no te hayas despertado con sus gritos. Clary nos ha dicho que no molestemos... También me ha dicho que te diga que descanses y que no hagas ninguna tontería.

Magnus apartó la manta de su cuerpo con rapidez y se puso de pie. Sus piernas temblaron por el desuso y las agujetas, pero se sujetó a la pared para no caer y dirigirse hacia el pasillo.

—¡No hagas ninguna tontería! —repitió Lana a sus espaldas. Luego, un suspiro—. ¿Por qué los hombres siempre son así?

Magnus avanzó por el pasillo hasta llegar a la cocina, donde la luz era brillante, casi cegadora. La pequeña mesa que había en el centro estaba llena de hierbas, cuchillos y botes con extraños líquidos dentro. En la encimera de al lado, Agatha estaba sentada comiendo sardinas enlatadas y, en la silla junto a la puerta, Mike leía una revista del corazón.

—¿Sabías que la duquesa de Versohia le ha pedido el divorcio al duque porque ahora está liada con ese cantante de pop famoso? ¡Qué escándalo! —le informó Mike a Agatha, sin percibir la presencia del moreno.

—Ya lo sabía —dijo Agatha, sin interés, mientras chupaba sus dedos y se relamía los labios.

—¿Y lo de la heterosexualidad del príncipe Rayco? Estaba seguro de que era gay, lo juro por el... —La voz de Mike fue cortada por una cuerda invisible en su garganta—. Mierda. Nunca me acuerdo de esa maldita palabra y mi incapacidad para decirla.

—Por supuesto que sé lo de Ray-Ray... Fui a su fiesta de cumpleaños una vez y nos lo pasamos genial... —Agatha sonrió con picardía pero su sonrisa se borró cuando divisó a Magnus debajo del marco de la puerta—. Hola, Magnus.

Mike giró con rapidez su cuello para saludar a Magnus. El guardián le devolvió el saludo con un asentimiento y clavó la mirada en la mesa.

—Los hechizos de Clary para tu novio —respondió Mike a su pregunta no pronunciada—. Espero que luego se digne a recoger toda la mierda que ha ensuciado. He visto por ahí estómago de rata y, de verdad, no quiero saber si alguna vez lo ha echado en la comida...

Agatha se burló de la cara de asco de Mike. Magnus pasó de largo y avanzó hasta llegar frente a la puerta de la cabina donde dormían. Ésta estaba siendo guardada por Jace.

—Déjame pasar —demandó Magnus cuando intentó pasar y Jace no se hizo a un lado—. Apártate de mi camino, Jace.

—Lo siento. Clary ha sido muy clara; Alec necesita reposo y tranquilidad. Y tú lo único que vas a causar es estrés.

Angel with a shotgun « malecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora