Tres días después, a las seis con cincuenta y siete, cuando Reficul iba entrando a la tienda de víveres, un par de chicas de preparatoria salían y detrás de ellas el mismo niño. En sus manos cargaba con problemas una bolsa de plástico llena de diversas cosas. Al encontrarse de nuevo, el niño la saludó con diplomacia, gesto que Reficul respondió de la misma manera. El niño se giró e iba por el mismo camino de aquella vez.
—Espera—. Dijo Reficul, el pequeño acató y paró. La albina se retiró los auriculares y apagó la música. —Deja que te acompañe, ha oscurecido antes de tiempo—.
—Una señorita no debe estar tan tarde por las calles—.
—Un niño pequeño tampoco—. Contraatacó y tomó las asas de la bolsa de plástico, quitándosela al menor.
El pequeño pareció dudar, observando la bolsa en manos de Reficul, y regresó la mirada a la mayor. Dejando sus grandes ojos en ella un par de segundos antes de hablar.
—Mamá me ha enseñado que no vaya con extraños—.
—No iras conmigo, yo iré contigo—. Corrigió Reficul, el menor parecía no muy convencido de eso y se apresuró a añadir. —No te acompañare a tu casa, si así lo quieres, sólo a unas cuantas cuadras—.
El otro pareció pensarlo un poco, hasta que aceptó la oferta y comenzó a andar. Sus pequeños pies andando con velocidad contrarió a las grandes zancadas que daba Reficul. La bolsa en su mano se sentía ligeramente pesada, sorprendida de que el niño planeaba llevarla todo el camino por su propia cuenta. El trayecto se dio en silencio, dejándose embriagar por los sonidos de la gente conversando, los vehículos, los cantos de las aves que se preparaban para dormir, los ladridos de los perros.
Anduvieron un buen rato, haciendo que Reficul se preguntará que tan lejos vivía el menor. Se detuvieron en una encrucijada de cuatro caminos, el pequeño se giró a verla y extendió sus brazos, Reficul dejó con cuidado la bolsa en manos del niño y el pequeño realizó una corta reverencia, agradeciendo su ayuda. Reficul aclaró que no era ningún problema y ambos se quedaron en silencio, mirándose.
La albina, después de un par de minutos, entendió el mensaje y se giró, retirándose. Mientras se alejaba, sacó el espejo de bolsillo de su chaqueta y lo usó para mirar discretamente detrás. El niño permanecía en su lugar, y hasta que pareció estar seguro de que Reficul estaba lo suficientemente lejos, giró a la izquierda.
Reficul guardó el espejo en su bolsillo, se colocó los auriculares y dejó que la música enmudeciera su entorno. Su mente divagando en qué clase de ramen instantáneo compraría para cenar, que tantas cosas tenía el pequeño en su bolsa, y si tenía madre, porque no la veía con élen cada visita a la tienda de autoservicio.
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Nymphaea
FanfictionSin es una flor que florece en las aguas más turbias, haciendo que estas se calmen y apenas muestren ondas. *AU Humano*