—Me alegro de al fin conocer a la "señorita de cabello blanco" —. Comentó Sin, sirviendo té en la taza frente a Reficul. —Me preocupe bastante cuando Mors dijo que una chica lo había acompañado hasta casa—.
La albina negó con la cabeza, mostrando que no se encontraba molesta ante la sospecha que colocó Sin en ella sin conocerla. Tomó la taza, soplando un poco para disipar el vapor y dando un trago pequeño, disfrutando de la calidez y el dulce sabor.
Sin, como se llamaba la madre de Mors, le invitó a tomar el té como agradecimiento por ayudar a su hijo las veces pasadas. Al principio se negó, pero la insistencia de Sin era demasiada, aunque su curiosidad jugaba gran parte; quería saber por qué Mors andaba tan tarde en las calles y cosas que también involucraban la silla de ruedas de la madre.
Reficul se encontraba sentada en el sofá de la acogedora casa de la pequeña familia. La sala, que era tan grande como el departamento que ella llamaba casa, contaba con dos sofás, uno individual y uno grande, una mesa de centro de cristal, y un televisor tan gigante como el de los aparadores en los centros comerciales y que estaba sobre un elegante mueble de madera. En las tapizadas paredes colgaban cuadros de naturaleza y fotografías de Mors y Sin.
—Me encantaría agradecerte—. Dijo Sin, llamando su atención. —Has sido amable con Mors todo este tiempo, ayudándole en las compras y acompañándolo. Te estoy realmente agradecida—.
—No se preocupe por eso—.
Sin rio, llevándose una mano al rostro y cubrió su boca. —Puedes conversar informalmente conmigo, ¿o estoy tan vieja ya? —.
—Mamá, eres joven—.
Mors apareció con un pequeño plato hondo, ante sus palabras Sin le miró con cariño. El niño se acercó a ella y le entregó el plato, dentro estaban los dulces que Reficul le había visto buscar. La madre al verlos acarició con amor los cabellos del menor.
—Aún eres hermosa, eres muy guapa—.
Sin soltó una risilla. —Es bueno saber que para ti aún lo soy—.
—No sólo para él—. Intervino Reficul, dejando la taza en la mesa. —Eres realmente preciosa—.
Los ojos de Sin se agrandaron ante las palabras de Reficul, sus mejillas se tiñeron de rosa y una tímida sonrisa apareció en sus labios. Bajó la mirada al no poder sostener los penetrantes ojos de Reficul, que le miraban fijamente. Reficul se mantuvo en silencio, admirando a una avergonzada Sin. Mors tenía razón, su madre era hermosa.
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Nymphaea
FanficSin es una flor que florece en las aguas más turbias, haciendo que estas se calmen y apenas muestren ondas. *AU Humano*