Resaca.

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-AYYYY SEÑOOOOOR.

Esta mañana no se necesita un gallo, estoy yo y mis gritos de parto resacal.

Mi cabeza martilla y se zarandea a mil por hora.

-Ayyyy porqueeee.

Sigo quejandome y revolcandome en mi dolor.

-Ayyyy...- un gruñido interrumpe mi tercer quejido.

-Que demoni...- pego el grito más fuerte y agudo registrado en el libro de récords mundiales al ver a un hombre acostado junto a mi. Sin camisa.

Matty.

El hombre es Matty.

Sin camisa.

Matty sin camisa.

-QUE COÑO ESTAS HACIENDO AQUÍ CONMIGO.

-Mierda, Molls, ya callate, estoy a punto de quitarme el boxer y metertelo en la boca para que pares de chillar de una puta vez.- ruge con voz ronca.

Mmm, sexy.

-Uhg, yo, umm, lo siento. Pero que hag...-Te emborrachaste hasta perder la conciencia y supuse que no sería muy agradable llevarte donde tu madre en ese estado, así que te traje a mi casa. Fin.-me interrumpe él.

Mis ojos se abren como un reloj de pared.

¿Yo? ¿ebria?.

Imposible.

Iba a hacerle otra pregunta pero el ya estaba otra vez acostado en su cama y, al parecer, dormido.

Solté un bufido.

Una cálida mano cubre la mía y me jala hacia abajo, hasta acostarme en la cama.

Matty me acerca a el y envuelve mi cintura con un brazo. Yo apoyo mi cabeza en su oh-tan-suave pecho desnudo y apoyo la mano en sus oh-tan-duros abdominales.

-Ahora callate y duerme conmigo un rato nena.- dice el dándome un beso en lo alto de mi cabeza.

Yo suelto un suspiro y cierro mis ojos gustosa, cómoda y muy contenta, dejándome llevar por el sueño.

Después de haber tomado una pequeña siesta de tres horas y media, me duché y Matty me consiguió un top rojo, de alguna chica que lo haya olvidado acá, imbécil, y me prestó un bóxer suyo, blanco, apretado y corto. Ugh. Porque habré sacado el culo más grande que el de su un cerdo.

-Wow, debo decir que te ves malditamente caliente con mis bóxers.- dijo Matty cuando llegue a la cocina, donde el se encontraba sentado en un taburete enfrente del desayunador.

-Oh, cierra la maldita boca.- le respondí a su comentario acompañado con una mirada mordaz.

Él solo soltó una carcajada.

- ¿Tienes hambre? ¿quieres que cocine algo para ti?.- le ofrecí.

Una sonrisa iluminó su arrogante rostro.

- ¿Pancaikes con miel de maple y tostadas con matequilla de maní y mayonesa?.- le pregunté, sabiendo la respuesta.

Un grito de emoción salió de sus carnosos labios.-Nena, tu si sabes como complacerme.

Yo estaba a tan solo un par de pasos de su taburete.

Él agarró mi mano y me jaló hasta sentarme en su regazo.

El agarró mi cabeza con sus dos manos y me dio un sonoro y húmedo beso en mi mejilla izquierda. Yo le di mi mejor mirada de repulsión.

-Te amo, Moll.- él dijo con una mirada de puro afecto en sus ojos.

Mi mirada al instante se suavizó y le sonreí con aprecio mientras levantaba una mano y le acariciaba su rostro.

-Yo también Matty, mucho.

-Bien, ahora vete y hazme de comer, esclava.- dijo él para después quitar sus manos de mi cara y apuntar con la derecha hacia la cocina mientras sonreía con arrogancia.

Bien, el idiota insufrible esta de vuelta, ya me estaba preocupando.

Me baje de su regazo, asqueada, y me dirigí a la cocina.

Escuche una pequeña risa detrás de mi.

Volví mi brazo sin apartar la mirada de lo que estaba haciendo y le saque el dedo medio. Cabrón arrogante.

Comimos, más bien, comió mientras yo lo miraba con repulsión por sus inusuales gustos alimenticios.

Vamos, ¿que persona come tostadas con mantequilla de maní y mayonesa?. Asco.

-Moll.- me habló mientras se metía el último trozo de pancaike a la boca.-Mamá se fué ayer a Seatle a una conferencia y no vuelve hasta el martes, ¿no quieres quedarte hoy conmigo y hacer tarde de películas? podrías quedarte a dormir esta noche, otra vez.

-Umm, esta bien.- dije mordiéndome el labio inferior.

-Podemos pasar por tu casa para pasar trayendo un poco de tu ropa y pedir permiso a tu mamá.- me ofreció el levantándose del taburete y poniendo el plato sucio en el lavabo. Yo estaba sentada en un taburete en el otro lado del desayunador.

Aproveche el buen viento y heche un pequeñito y rapidito vistazo a su oh-tan-malditamente-caliente cuerpo metido solo en unos apretados bóxers.

Soy una chica afortunada.

Me quede embelesada viendo como sus músculos se estiraban y relajaban al sacar un paquete de snacks del estante de arriba.

Cuando el se dio la vuelta inmediatamente aparte la vista a mis manos que estaban jugando nerviosamente con el borde del top.

-Matt.- mi voz salió ronca y aspera.

Me aclaré la garganta y hablé de nuevo.

-Mi madre tampoco esta, anda en Conecticut cuidando a la abuela. Así que no hay problema, puedo sobrevivir con más bóxers y camisas tuyas.- dije sonriéndole.divertida.

-Genial. Ven, ahora vamos a ver un par de ridículas películas de chicas.- me respondió con su rostro iluminado de alegría.

Estúpido idiota.

Falling in youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora