Manipulado » Hiccstrid [Adap]

Capítulo 31.

No había nadie fuera de la habitación de Hiccup. Todos ellos se habían ido para más tarde volver, pero por el momento no había rastro de ellos. Dentro de la habitación se encontraba él, solo, como siempre lo había estado. Odiaba que las enfermeras vengan a verlo, era algo que lo fastidiaba por completo pero por ser considerado no las trataba mal. Lo único que él deseaba en aquellos momentos era estar absolutamente solo. No deseaba ver a nadie y en los momentos en que las enfermeras no venían y su familia se iba, era el momento perfecto. Lo único que él podía escuchar era el silencio. Lo único que tenía para ver era el paisaje de los edificios que se veían a simple vista desde la ventana de su habitación. Tenía los ojos un tanto rojos por haber llorado mucho tiempo. Su mirada se dirigió a su brazo, en dónde tenía una aguja que le inyectaba el medicamente necesario para poder controlar la depresión que sentía en aquellos momentos.
Pero lo que deseaba hacer en realidad era arrancarse aquella cosa de su brazo y dejar que la depresión lo consumiera hasta el punto de morir. Según lo que los doctores le dijeron, su corazón ya se había detenido cuatro veces por lo que murió cuatro veces pero por alguna razón volvió a vivir.

'¿Por qué? ¿Por qué no puedes llevarme? ¿Qué no te das cuenta de que ya no deseo estar en este lugar?' rezaba para sus adentros. 'Ya no lo soporto... en serio, no lo soporto. Por favor llévame, ya no puedo seguir'.

La punzada en su corazón se iba haciendo cada vez más intensa y las lágrimas no demoraron mucho tiempo en salir. El solo pensar en todas las cosas que había hecho con las personas que más amaba le partía el alma. Pero solo en pensar en Astrid... con solo pensar en ella sentía como todo dentro de él se derrumbaba a pedazos. ¿Cómo fue capaz? ¿Cómo pudo? Él la ama... y hasta ahora puede darse cuenta al cien por ciento. Desea estar con ella por el resto de su vida pero después de lo que sucedió no lo cree posible.

'¿Cómo fue que fui capaz de golpearte? Dios mío... tu rostro... no puedo sacarme de la cabeza el rostro que pusiste cuando te golpee. Soy un monstruo... ¿Cómo pude ser capaz?'

Pensaba en todo lo que habían pasado juntos y luego recordaba lo que le había hecho y eso era un golpe demasiado fuerte. ¿Cómo pudo ser capaz de semejante atrocidad? Se suponían que eran amigos, que se apoyaban, que se querían... y él termina golpeando y con deseos de matarla. ¿Por qué? ¿Por qué era así? No entendía que era lo que había pasado con él. El motivo por el cual él había cambiado tan radicalmente. Lo único que deseaba hacer era poder disculparse con Astrid pero no podía... no podía hacerlo porque ya era demasiado tarde. Sabe que no fue un sueño lo que él recuerda... fue real. Y sabe perfectamente que ella le había prometido irse, alejarse de su vida para siempre si él se ponía mejor. ¡No tenía que estar bien! Si empeoraba posiblemente ella volvería y podrían arreglar las cosas pero los médicos se encargaban de salvarle la vida. ¿Por qué su vida tenía que ser tan complicada?

'Todo lo que te he hecho sufrir no tiene comparación. Me merezco la muerte por todo lo que te hice, porque con tratar de comparar el sufrimiento que viviste no alcanza'.

Sus ojos se cerraron y sintió las lágrimas descender por sus mejillas. Él pecho le dolía demasiado y como siempre la respiración le juagaba en contra. Aún no estaba bien de los pulmones, por ello aún tenía que usar un respirador nasal. Dios, estaba sufriendo y mucho. No tenía ni la mínima idea de cómo parar todo aquel dolor. Lo único que deseaba hacer era estar con ella, abrazarla, decirle que en verdad lo sentía y que no esperaba una disculpa de su parte, lo único que deseaba era decirle que lo lamentaba, solo eso. Se sentía morir y en parte le gustaba. Si moría el sufrimiento terminaría para él. Una gran parte dentro de su ser le decía que jamás volvería a ver a Astrid y nunca podría disculparse con ella. '¡Llévame de una maldita vez!' grito para sus adentros. Sus puños se apretón pero aún estaba completamente débil y apenas pudo mantenerlos firmes por un corto tiempo. Sus ojos se abrieron, frustrados de no poder sentir como su alma abandonaba su cuerpo.