Capítulo 52

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Lentamente todos los que habían estado presentes en el juicio se estaban yendo. Todos estaban felices y contentos de que finalmente Elsa estuviese tras las rejas a excepción de su familia y abogados que salieron lo más rápido posible de aquel lugar para que nadie pudiese decirles algo. Lo mismo sucedió con sus amigos. Salieron tan rápidos y con la cabeza gacha que pasaron inadvertidos por entre los demás. Astrid estaba todavía adentro, esperando a que todo el montón de gente que tenía adelante se apresurara a salir para que de una vez por todas pudiese tomar aire fresco. Sentía la desesperación al ver que la salida estaba tan cerca pero el andar era tan lento.

Sus ojos se cerraban cada vez que la tibia y suave brisa del verano impactaba contra su rostro y era en aquellos momentos en los que ella podía sentir las lágrimas secas que habían quedado estancadas a lo largo de sus mejillas. Observó para atrás y pudo ver entre las personas a la familia de Hiccup... y a él. Rápidamente sintió como una especie de pánico que le decía que saliera de ahí lo más rápido posible se apoderó de ella. Comenzó a correr a las personas, pidiendo permiso y abriéndose paso entre ellas. Cuando pudo inhalar completamente el aire del exterior se sintió un poco mejor. Aún tenía un nudo en el pecho que le impedía respirar con completa normalidad pero sabía que a partir de aquel momento, con calma, lo lograría.

Bajo la primera tanda de escaleras, tratando de no tropezar con sus tacones. Camino hasta llegar a la baranda de metal en donde se apoyó firmemente y dejó escapar un gran suspiro. Se dio media vuelta y se recargó contra el barandal, observando a las personas salir del edificio de justicia. Fue en ese instante en el que ella pudo ver a la psicóloga de Hiccup. Llevaba un par de carpetas negras en la mano junto con un abrigo color marrón. Inmediatamente se despegó de la baranda y corrió lo más rápido que pudo hasta llegar junto a ella. Cuando llegó a su lado pudo ver el rostro de sorpresa que la psicóloga puso. Supongo que le sorprendió bastante el que ella estuviese allí, hablando con ella. ¿Pensaría que era para hablar sobre Hiccup?

- ¿Astrid, verdad?

- Sí, la misma.

Ella sonrió e inmediatamente le preguntó que deseaba.

- ¿Qué se te ofrece?

- Amm... —No tenía ni idea de cómo decirlo pero aun así intento sacar valor de algún lado para decírselo—. Quería saber si usted atendía a parte del hospital o si tenía algún conocido que hiciera eso para...

- ¿Estás bien? —preguntó al ver el rostro un tanto pálido de la joven.

Ella dejó escapar un gran suspiro.

- Si antes me preguntaran eso creo que diría que sí solo para dejar contentos a los demás y para engañarme a mí misma pero por primera vez me doy cuenta de que en realidad no estoy bien.

Fue en ese momento cuando la psicóloga sintió compasión por aquella joven. Después de todas las cosas que Hiccup le había contado sobre ella había empezado a sentir diversas emociones con Astrid. Le había caído muy bien y tenía un gran sentimiento de afecto por ella. No había tenido la oportunidad de tener una buena charla con la joven pero aun así sentía que era una chica maravillosa y en ningún momento ella se merecía haber pasado por lo que pasó.

- Yo creo que todo esto que sientes es producto del juicio. Hoy Hiccup estaba muy inquieto, no tenía deseos de venir aquí porque tenía miedo de lo que podría llegar a pasar. Pero al final lo vi bastante tranquilo la mayor parte del tiempo.

- Supongo que será por eso pero la verdad que no sé. Hay otras cosas que hacen que me sienta así.

- Escucha —saco de su bolso un pequeña tarjetita blanca—. Tomate un par de días para estar con tus amigos y despejar tu mente, tal vez así te des cuenta de que solo eran nervios lo que tenías..., pero si aun así sigues estando mal —le extiende la tarjeta—, llámame y te diré cuando puedes venir.

Manipulado » Hiccstrid [Adap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora