Capítulo 33.

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Astrid no podía creer lo que había escuchado.

¿En verdad él deseaba que lo besara?

No lo podía creer... era algo irreal. Siempre se imaginó lo que sería besar sus labios pero jamás pensó que podría llegar a hacerlo en verdad. Observo como los ojos verdes de Hiccup se desviaron hasta sus labios. Astrid desvió su mirada también a los labios del joven. El corazón le latía a mil por hora, no podía creer que en verdad estaba a punto de besar a la persona a quien más amaba en el mundo.

Sus ojos se cerraron a la misma vez que los de él. Cada vez sentía más cerca la respiración del joven hasta el punto en que sintió como sus labios rosaban los de él.

Era algo mágico. ¡Estaba súper nerviosa!

Fue entonces cuando se disponía a sellar sus labios con los de Hiccup que escucho el ruido de una puerta al abrirse.

- ¡¿Qué cree que está haciendo?! —le reprocho.

Astrid inmediatamente se separo de Hiccup. Tenía los ojos bien abiertos. Aquella mujer la había tomado por sorpresa, jamás se imaginó que podrían atraparla... pero bueno, tendría que haberlo pensado mejor. Las enfermeras deberían de tener un nuevo horario y debido a su ausencia no pudo aprendérselos.

- Lo-lo lamento —dijo avergonzada.

Hiccup no podía creer la situación. ¿Por qué ahora? ¿Por qué justo cuando iba a besar a la chica de sus sueños? Sus dedos se movieron débilmente y pudo sentir la mano de la joven. Sin pensarlo un segundo sus dedos trataron de tomar la mano de Astrid pero el agarre era muy débil. Apenas podía apretar sus dedos.

- Váyase ahora mismo —le exigió mostrándole la puerta.

Hiccup no deseaba que ella se fuera, no estaba dispuesta a dejarla ir pero cuando ella dio un paso adelante sus manos se separaron. ¿Por qué tenía que estar tan débil? ¿Por qué cada vez que deseaba estar con ella algo los separaba y él no podía hacer nada?

- N-no te vayas... —le suplico.

- No me iré. Te prometo que me quedaré ahí afuera —sintió como la enfermera prácticamente la sacaba a patadas de allí dentro, pero antes de salir por la puerta vio el rostro triste del joven—. ¡No me iré! —volvió a repetirle para que él comprendiese que ella no tenía pensado abandonarlo de nuevo.

Astrid se volteo para decirle algo a Hicup pero la puerta se cerró de un portazo.

- Lo prometo —dijo hablándole a la puerta.

Se sintió molesta por la actitud de aquella enfermera, no tenía derecho a sacarle de aquella manera. Ella entiende que no se podía entrar debido al estado de él pero no tenía por qué hablarle de mal modo. Busco en su bolso una pequeña libreta que siempre llevaba consigo por si se le presentaba un caso de emergencia o si por alguna razón deseaba anotar algo. Tomo el bolígrafo negro y escribió en una hoja limpia dos palabras. Trato de hacerlo lo más grande posible y luego las remarco bien fuerte para que pudiesen ser leídas desde lejos. Una vez que termino camino con paso firme hasta llegar a la ventana que daba a la habitación de Hiccup. Se asomó por el costado para ver dónde estaba la enfermera y pudo ver que esta estaba de espaldas a la ventana, arreglando el suero y colocando más medicamentos a las bolsas ya casi vacías. No tuvo que hacer muchos movimientos para llamar la atención ya que él volteo su cabeza para mirar por la ventana. Sus ojos estaban apenas abiertos, en cualquier momento se quedaría dormido por los narcóticos. Pero cuando sus ojos verdes observar el rostro de Astrid, intento mantenerse despierto, luchando contra los efectos de la droga. Ella le sonrió y pego contra la ventana la pequeña libreta en dónde ella había escrito. Primero pensó que debido al estado de Hiccup, él no alcanzaría a leer pero sus dudas se desvanecieron cuando vio una sonrisa en el rostro del joven. Hbía logrado leer el mensaje que ella le había escrito.

'LO PROMETO'

El ver aquellas palabras fue suficiente como para que él sonriera por dentro y se sintiera confiado. Ya no tenía miedo de dormirse y penar que cuando despertara ella no estaría allí. Astrid no tenía intenciones de abandonar, no después de lo que acabo de vivir. Observo como Hiccup, lentamente se quedaba completamente dormido hasta que sus parpados se cerraron del todo. Se veía tan vulnerable... sin mencionar que su estado físico era aterrador. Astrid solo deseaba que él se pusiera mejor, y dentro de ella tenía la esperanza de que eso fuera dentro de poco. Los días pasaron y cada vez más, él iba recuperando fuerzas. Definitivamente le había hecho demasiado bien el haber tenido aquella charla con Astrid, pero lo que también ayudo fue saber que cada vez que él miraba por la ventana... ella estaba ahí. Como aún no se podía entrar a verlo, Astrid se comunicaba con él mediante mensajes escritos. Llevaba consigo un cuaderno y un bolígrafo negro con el que prácticamente cada día por medio tenía que ir a comprar uno nuevo debido a que se agotaba todas las hojas. Habían hecho con Hiccup un método de señales para saber qué era lo que él pensaba.

'UN PARPADEO SÍ, DOS PARPADEOS NO'

Al joven le causó mucha gracia la primera vez que leyó eso.

'NO TE BURLES DE MI'

Los primeros días Astrid intentaba manejarse con preguntas o cosas con las cuales él solo tenía que parpadear para saber qué era lo que él opinaba.

'¿CÓMO TE SIENTES HOY?'

Hiccup parpadeo una vez, lo que significaba que se sentía bien. Pero a medida que los días pasaban él iba evolucionando cada vez más hasta el punto en que pudo levantar su pulgar para decirle que estaba bien. Cuando él comenzó a sentirse con más fuerzas, los médicos le dieron un cuaderno y bolígrafo para que pudiera escribir lo que deseara a sus familiares..., pero la verdad que él solamente los usaba para hablar con Astrid.

'¿CÓMO ESTAS HOY?' le preguntó Astrid.

'NO MUY BIEN'

Astrid se preocupó un poco al leer eso. Observo como Hiccup daba vuelta la página y escribió algo más.

'ME DEBES UN BESO'

Ella sonrió. Su sentido del humor estaba volviendo y a medida que pasaban los días se daba cuenta de que el Hiccup que ella había conocido había vuelto.

'TE EXTRAÑÉ' le puso Astrid.

'YO TAMBIÉN ME EXTRAÑÉ' le contesto Hiccup.

¡Era él!

Ese era su sentido del humor. Verle aquella sonrisa todos los días la hizo sentirse viva de nuevo. Por primera vez en su vida, después de tanto tiempo sentía que nada podría separarla de Hiccup. Uno de los momento más felices fue cuando los médicos les anunciaron a todos que ya podrían ingresar visitas a la habitación de Hiccup. Todos se pusieron muy contentos de que por fin podrían entrar a verlo ya que eso significaba que él estaba casi bien... pero era casi, por lo que solo dejaban entrar hasta cuatro personas. Astrid y Jack dejaron que primero entrara la familia de Hiccup. Estuvieron un tiempo bastante largo allí dentro hasta que Jack sintió curiosidad y se acercó a la ventana para ver que sucedía. Vio como todos reían y se divertían. Estoico estaba sentado un banquito mientras que Patán se encontraba junto a la ventana. Valka se había recostado al lado de Hiccup a la vez que su tío Patón se había sentado a sus pies. Nadie se había percatado de la presencia de Jack hasta que este toco el vidrio haciéndolo sonar. Las cabezas de todos se voltearon para ver por la ventana y vieron como Jack sostenía un cuaderno con algo escrito.

Manipulado » Hiccstrid [Adap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora