III

1K 143 50
                                        

Había olvidado lo que era estar solo desde que, por una jugarreta del destino, conoció a Min Yoongi. La parca, de pronto se sentía tan viva como un ser humano y la razón era solamente una, aquel muchacho de tez pálida y sonrisa de encías redondas. 

Y aunque incontables veces desde que se conocieron, Yoongi le pidió su nombre, Tae se las arregló para inventar uno que tal vez no era el nombre más original de la historia, pero si era creíble y eso era más que suficiente.

— ¿Cuál es tu nombre?

Tae frenó en seco cuando esa pregunta apareció de pronto. El mesero se acercó a Yoongi para entregar la orden. Al mirar el apellido del chico, Tae suspiró.

— Han... — Respondió completamente seguro.

Yoongi asintió, expectante, esperando el resto.

Tae lo miró desconcertado, sin saber que aún no era suficiente.

— ¿Han, qué? — Preguntó Yoongi inquisitivo.

Tae ladeo la cabeza, confundido, sin embargo, no le costó mucho comprender. Fijo la vista en diferentes puntos de la cafetería  en busca de alguna clave que le pudiera ser útil.

"Sung oppa" Escuchó de repente.

— Han Sung. — Respondió, esperando a que Yoongi se tragará su excusa.

El chico asintió.

— ¿Qué edad tienes Sung?

"¿Por qué hace tantas preguntas?" Pensó.

— ¿Qué edad tienes tú? — Preguntó, buscando alguna clase de excusa.

Yoongi sonrió.

— Tengo 24 años. — Respondió.

— Que coincidencia, yo también tengo 24 años.

— ¡Eres un mentiroso! Te ves mucho menor.

— ¿Así? Entonces te mentí, tengo 21 años.

Yoongi asintió satisfecho.

— ¿Con que creíste que no me daría cuenta? Pues déjame decirte que soy muy intuitivo Sung.

Tae no podía dejar de reír, Yoongi era serio, sí, sin embargo, poseía un toque de picardía que le fascinaba.

Desde aquel día, su amistad creció, pesé a la falta de humanidad que poseía Tae, de a poco, se acostumbró a ser Han Sung, olvidando por completo que era la parca Kim Tae.

No obstante, había algo que lo incomodaba en sobremanera. Tener que ocultarle a Nam todo lo que estaba ocurriendo en su "no vida" era simplemente fatídico, pues el chico quería que su amigo conociera a su "nuevo amigo humano". Sabía que Nam no comprendería su felicidad por mucho que intentará hacerlo comprender y se sentía realmente terrible, pues no había nada que quisiera más en la vida por compartir un poco de su dicha.

Un buen día, cuando ambas parcas se encontraban en casa, completamente tranquilos, el timbre sonó por primera vez.

Ambos inquilinos intercambiaron un par de miradas ofuscadas, Nam, quien se encontraba leyendo, dejó su libro de lado y se puso de pie para acercarse a la puerta y abrir.

Tae regresó la vista al televisor, mientras tomaba un puño de palomitas de maíz y se las llevaba a la boca, sin imaginarse lo que estaba a punto de suceder.

— ¿Conoces a un tal Han Sung? — Preguntó Nam, desconcertado.

Tae dejó caer las palomitas y se precipito a su compañero.

After death TaeGi BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora