After death TaeGi BTS

VIII.

Desde hace un par de días, NamJoon podía notar lo decaído que se encontraba su compañero, no le gustaba ver a alguien con una personalidad tan positiva, de esa manera. Entonces se preguntó ¿Qué habría pasado si jamás se hubiera reencontrado con SeokJin? Seguramente, el estado de animo de Tae, le importaría lo mínimo. Sin embargo, NamJoon sabía que el destino solía ser un personaje juguetón. Tenía la certeza, que el reencuentro no había sido casualidad y que su misión era, entre otras cosas, conseguir que Yoongi y Taehyung volvieran a estar juntos.

— ¿Quieres salir a alguna parte? — NamJoon dejó su libro aun lado y se acercó al menor. — Tengo hambre.

— En realidad, no tengo ganas de hacer nada. — Respondió el joven, decaído.

NamJoon negó con la cabeza.

— ¡Oye! Tengo una idea ¿Por qué no llamamos a Yoongi y lo invitamos a ver una película? — Sugirió.

Taehyung posó la vista en su compañero y negó velozmente. Aun no estaba listo para reencontrarse con el pálido muchacho que lo tenía tan mal.

NamJoon esbozó una sonrisa traviesa y se encogió de hombros.

— Es realmente tarde, ya lo he hecho. — Declaró.

Y fue como si las palabras que había soltado su compañero fueran fuego, por qué Taehyung se puso de pie y caminó hasta la puerta, dispuesto a salir.

NamJoon intentó detenerlo, por supuesto. Pero sabía que no iba a ser para nada fácil, Taehyung era tan testarudo como un abuelo y tan necio como un niño en el jardín de infantes. Negó con la cabeza ¿Ahora cómo le explicaría a Yoongi que había fallado?

Suspiró dándose por vencido, recargó su cabeza en el respaldo del sofá y tomó el control remoto para encender la televisión.

Taehyung abrió la puerta, aliviado por haberse librado de ver a Yoongi, sin embargo, el chico no contaba con la mejor suerte ese día. Cuando levantó la mirada, se encontró con Yoongi, a punto de tocar el timbre.

Entre ambos, hubo un extraño e incómodo silencio, Yoongi se aclaró la garganta, Taehyung bajó la mirada, para ver sus pies.

— ¿Cómo has estado Sung? — Preguntó el mayor.

Taehyung levantó la vista momentáneamente, para sonreírle al mayor.

— Bien, hyung, gracias. — Respondió.

Yoongi asintió.

— ¿Sadrás? — Preguntó.

Taehyung suspiró.

— Iba a la tienda por unas bebidas, Nam me acaba de avisar que vendrías. — Declaró.

Taehyung se dio un gran golpe menta. Yoongi ya se encontraba enfrente suyo ¿Qué más daba? El chico sabía que, en lo más profundo de su ser, jamás podría negarse a estar con el muchacho. Sonrió al pensar en una metáfora estúpida e irracional, el amor, literalmente, había tocado a su puerta. 

Yoongi sonrió al escuchar la respuesta del castaño.

— ¿Puedo acompañarte? — Preguntó.

¡Por supuesto que no! Aun no estoy listo.

— Claro ¿Por qué no? — Sonrió.

Yoongi asintió, Taehyung cerró la puerta y mientras ambos caminaban rumbo a la tienda de acutoservicio, Taehyung divagaba, sin saber si debía maldecir a su suerte o agradecerle al creador.