Libro de los Sueños (+18)

Prólogo

-Y ahí se fue otra semana más.- Me acababa de duchar, estaba con mi pijama favorito de franela, que era azul con margaritas blancas y amarillas. Acomodé los cojines fuera de la cama, preparándome para dormir. A mi edad ya no es una opción dormir cómodamente. El confort la mayoría de las veces significa tener tortícolis al día siguiente.

A mis oídos llegó el suave mormullo de tela. Me giré todo lo rápido que mi cuerpo me permitía, lista para defenderme.

-¿Quién...? Oh.-Bajé la escopeta, a pesar de que mi visitante no se había inmutado al verla.- ¿Sean? ¡Por el amor de Dios! Todo el Centro te daba por muerto.

Este es Sean Jenner. Su puesto oficial en el Centro es de Secretario. Es hijo de Patryk Jenner, Consejero principal de Moklan. Hermano de Dean Jenner, traidor y enemigo de todos los Nefelianos. Hace aproximadamente dos meses que desapareció, tras el ataque al Cofre, la cárcel de nuestros enemigos, la Lebrac. Se conoce que el ataque fue orquestado por Dean, con lo cual la intervención de Sean se consideró también una forma de traición para los nuestros. Si había sobrevivido al asalto, no había mucha gente allí que tuviese conocimiento de ello.

Si bien, aunque estuviese rondando por allí difícilmente alguien se diese cuenta de que era él, dado que el don de Sean es la ilusión. Y lo lleva practicando casi toda su vida.

A diferencia de Dean, a quien todo el mundo odiaba abiertamente, a Sean lo admiraban más personas de las que le tenían animadversión. Y eso se debía a que en el Centro todos lo tenían como un ente, un fantasma: todos oían hablar de él, pero pocos lo veían.

Sean utilizaba su don para modificar su propia imagen según los ojos de cada persona que tenía cerca. Yo, por otro lado, puedo considerarme parte de ese pequeño porcentaje que realmente lo conocía porque bueno, soy la bibliotecaria.

Y en la biblioteca, a pesar de lo que muchos creeréis, pasan cosas raras.

Cosas que uno no quiere compartir con nadie más que con algunos cuantos escritores muertos.

Y allí estaba, Sean Jenner, totalmente vestido de negro, desde sus vaqueros, pasando por sus pesadas botas militares y su camiseta negra ceñida, hasta las fundas para dagas y cuchillos que tenía en la cadera, el antebrazo izquierdo y el pecho. Y otro mango negro que asomaba de una de sus botas.

Era la viva imagen de su hermano.

-Norna.- Su voz apagada y ronca, como si hubiese estado gritando últimamente.- Tengo una propuesta que hacerte.