prólogo

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Y pensar que todo empezó con un simple juego.

—¡Shawn! ¿Verdad o reto?
—Verdad.—respondió él, confiado y mostrando su blanca sonrisa.
La chica rió nerviosamente, claramente encandilada por la sonrisa de el chico.
—Elige a la chica más linda y a la más fea de la habitación.—dijo.
—Una difícil, y al mismo tiempo, fácil decisión– dijo.
Todos ríeron estrepitosamente, como si nunca hubieran escuchado un mejor chiste, que gran comediante. Nótese mi sarcasmo.
—La más hermosa, Hayley por supuesto.—le guiño un ojo a una chica a metros de mi coquetamente.
¿Alguien tiene una bolsa para vomitar?
—y la más fea... esa chica de allá.—me apuntó ríendo, mierda.

—¡Como si tú fueras un Adonis, imbécil!–dije, mintiendo descaradamente mientras me alejaba de las risas.
Salí caminando con orgullo ¿por qué no me sorprende de mi parte? Podría ser fea pero tengo un orgullo y dignidad que proteger.

Salí por la puerta y me puse a pensar,
"¿En verdad luzco tan mal?"
Llamé a mi mejor amigo, Noah.
—¿Puedes venir a recogerme?—le supliqué en un susurro mientras temblaba por el frío.

—¿Por qué?, ¿Qué pasó?, ¿Te drogaste? Porque si te drogaste, vamos a tener que ir a rehabilitación, y yo no tengo dinero para eso, ¿tú lo tienes? Por supuesto que no, no sé ni para que te pregunto, dios. ¿Estás alucinando? Dime por favor que no estás alucinando.—dijo casi histérico por el teléfono, él siempre había sido muy hipocondríaco, lo amo de todas formas.

—No me drogué, ni siquiera tengo dinero para eso, ¿Puedes pasar a recogerme? Te lo explico todo en el camino.

—Bueno, cambiando de tema... ¿Quieres que lleve papas para el camino? Las encontré en mi cajón, están bien, creo... ¡no! Olvídalo, no están bien, de hecho, estaban vencidas hace un año, tengo que cortar, alguien debe tirar esto.

—Idio-.—no había alcanzado a terminar ni la frase antes de que cortara la llamada.

—Maldito idiota que cambia rápido de tema.—dije entre dientes.
Antes de seguir maldiciendo a mi mejor amigo/secretario/mascota por lo bajo, escuché a alguien cerrar la puerta de la casa fuertemente y salir con pasos rápidos
Él no me notó a mí, pero yo a el sí.
Traía una chaqueta de aviador, unos skinny jeans que no le quedaban ni tan apretados para lucir estreñido, ni tan sueltos para parecer un hippie. Era perfecto, claro, antes de que se diera vuelta y reconociera su perfecto rostro, era el ególatra que me había humillado.

—Hola hermosa.—dijo dándome una de sus medias sonrisas, conocidas por haber hecho que incontables chicas cayeran a sus pies.

Ovarios y hormonas, por favor no me fallen ahora. Él me estaba hablando, ¿a mí?
Después de un segundo, lo asocié todo. En los 5 minutos que había pasado afuera, él se las había ingeniado para emborracharse tanto hasta el grado de no recordarme.

—Dime algo que no sepa.—respondí, necesitaba algo de confianza.
—Los ornitorrincos son mamíferos.—contestó él, riendo. Su risa era hermosa, pero me estoy desviando del tema, además, nunca lo admitiría en voz alta.
—Ahora que te dije algo que no sabes, dime tu nombre y tu número de teléfono.
—Mi nombre es quéte.—dije riendo suavemente, va a caer.
—¿quéte?—dijo curioso.
—quéte importa.—dije soplando en las palmas de mis manos en un mal intento de calentarlas.
—¿Y cuál es el tuyo?—dije, todavía riendo, claro.
Dudaba que recordara su nombre si no me recordaba a mí, yo era in-ol-vi-dab-le.
Mi autoestima había vuelto, aunque tal vez era demasiada.

—Creo que... Sam.—dijo riendo.
¿Estaría fingiendo? Después de todo, dudo que estuviera tan borracho como para no recordarlo, error, probablemente si lo estaba, lo he sobrestimado. Vacilé un segundo, y después, risa, mucha risa, en resumen, empecé a reírme de la extraña coincidencia hasta que casi muero por falta de oxígeno.  
–Te pregunté por tu nombre, no por el mío, reina de belleza.–Me burlé
–Un hermoso nombre para una hermosa chica.–dijo susurrándome, cada vez estaba acercándose más a mí, como si un imán lo atrajera, ¿creería que iba a besarlo? ¿así sin más?. En un microsegundo, comprendí lo que pasaba; no era inclinación para besar a alguien. El chico frente a mi estaba desmayándose por que en este momento su sangre era más alcohol que cualquier cosa. Con mis fantásticos "reflejos" (nótese mi sarcasmo) lo esquivé, lográndolo medianamente, ya que al caer Shawn al suelo había sujetado mi chaqueta en un intento por no caer, que obviamente falló y en lugar de eso, terminó arrastrándome con él.

Lo que nos había dejado con un Shawn desmayado sobre la acera por un coma etílico y una shockeada Samantha bajo su cuerpo.
Me levanté rápidamente para revisar que nadie hubiese observado la escena, hubiese sido vergonzoso si me hubieran encontrado bajo el después de que me llamó fea. Todavía tenía dignidad que cuidar.
Cuando me di cuenta, era demasiado tarde, Noah estaba estacionado en la vereda de en frente, con su teléfono en las manos y una sonrisa burlona en la cara. Traidor.

—¡Noah, dame eso o te juro que quemo tu casa contigo dentro!
–¡Pero el video es hermoso, testifica todo su amor!–Exclamó desde el auto para que lo oyera desde la acera de en frente.–
–¡Solo testifica un borracho en coma!–Grité.
Caminé hacia el auto y miré hacia atrás.
Reflexioné sobre mi mala decisión por breves segundos hasta que por fin giré la cabeza hacia el chantajista que tenía por amigo y sorprendentemente dije:
–Ayúdame a subirlo al auto, rápido, no me gustaría que muriera dentro– Dije, medio de broma y medio aterrorizada.







holaa!!! este es mi primer capítulo de una historia que empecé cuando chica y acabo de encontrar, me harían súper feliz si dejaran su voto si les gustó u.u, esoo
ena.//

perfectly wrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora