VIII

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VIII

Mayo, 2017

Mayo, 22 del 2017

Se supone que ayer debía de empezar a escribir en este cuaderno tan bonito, pero sinceramente estaba tan cansada y frustrada que lo único que hice fue dormir (me gustaría decir que como una bebé pero no fue así), la realidad es que durante mis horas de sueño reparador tuve una gran cantidad de pesadillas, pero me acuerdo muy poco de ellas.

Lo que recuerdo es: estar en ese almacén, estaba amarrada a esa silla donde estuve todo el tiempo, las cuerdas de las manos y los pies me molestaban, las sentía demasiado amarradas, de repente escucho como una puerta a mis espaldas se abre y siento pasos acercarse.

Cuando les vi el rostro los identifique de inmediato a pesar de que tenían el rostro extraño, su cara tenía los ojos completamente negros, no tenían ni iris y mucho menos esclerótica, todo el ojo era negro, recuerdo que sentí como me albergaba un frio matador.

Hablaron. Como si ya la pesadilla no fuera lo suficientemente atemorizante.

―Miren a la princesa Angelini ―habla el mayor, los dos sonrieron de una forma que es humanamente imposible

Yo no hable. No podía, sentía que no tenía voz.

―Pobrecilla, no sabe lo que le espera― respondió el menor alargando mas la sonrisa

Recuerdo que el que acababa de hablar hizo una señal, me imagino que a alguien, de repente empezaron a sonar unos gritos...sinceramente me helaron la sangre, eran gritos de personas, eran hombres, mujeres y niños, era mi familia.

El mayor de los mounstros se acerco a mi oreja y susurro:

―Todos los Angelini están acabados niña

Recuerdo que empecé a negar con la cabeza, no me lo podía creer, se me empezaron a salir las lagrimas, grite, recuerdo que lo hice y muy alto.

Luego mi hermano, que era el que se quedo conmigo hoy me despertó, estaba llorando, lo abrace con todas mis fuerzas, me palpitaba la herida en mi cabeza, le indique como me sentía y llamo a la enfermera que se quedaría esa noche, no recuerdo muy bien que paso después, me imagino que me sedo.

Mayo, 23 del 2017

Hoy por fin deje la habitación de emergencias. Ya estoy en mi cuarto, aun tengo dolor en mis costillas, pero ya no siento casi nada en la cabeza, eso es bueno supongo...

Los últimos dos días han sido iguales, me tratan como si fuera a partirme con el mínimo golpe, me hacen sentir inútil, capaz a partir de ahora verdaderamente lo sea, ya no le sirva a la familia, ese pensamiento no sé cómo me hace sentir, capaz es felicidad o tristeza, tal vez esta experiencia es la señal para alejarme de todo esto.

Pero alejarme de los Angelini significa alejarme de mi familia.

Por otro lado he recordado algo, algo horrible que quiero que quede entre tú y yo, he recordado cosas sobre mi secuestro, cosas verdaderamente horribles, recuerdo claramente como me golpearon, como no me dejaron dormir, las torturas son la peor parte...las físicas estresaban pero las mentales dolían y atormentaban.

Me intentaron... ya sabes, yo que he vivido esto por más de tres años no lo puedo decir, gracias a mi gran bocota no sucedió nada, según recuerdo perdí el conocimiento, cuando le pregunte a Roxana si me habían hecho exámenes para descartar el acto... no le quedo de otra que decirme que sí, es por eso que te digo que no lo culminaron, lo último que recuerdo de ese momento es verlo a él golpearme, una y otra vez.

Roja como la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora