Capítulo VI

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Leyla:

Al sentir el timbre me levanté del sillón, donde observaba y me reía como Louis y los bebés jugaban, abrí la puerta de un tirón al momento en qué sonó.

En la puerta se encontraban dos paquetes como los de la semana pasada, podía observar los colores verdes y azules como brillaban ante la luz del sol.

Por un momento pensé que podían ser regalos de Mike y Chiara una vez más, pero no me encontraba segura y mucho más después de todas las cartas que habían llegado en los últimos tres meses.

Entré ambos paquetes y al llegar a la sala, donde mis dos niños se encontraban junto a su padre, me apoyé en el marco.

—Creo que es hora de la siesta -Le dije a Louis dejando los paquetes en la mesa aún lado.

Pude observar a Leo riendo sentadito al lado de Louis, lo cargué y lo acomodé en mis brazos.

—Está bien. -Agarró a Lucas que correteaba a unos metros y le besó la mejilla.

Acostamos a los niños en sus respectivas cunas. Yo nerviosa y sujetando mi remera con fuerza volteé a ver a Louis.

Cómo acostumbraba. Sus manos en los bolsillos y con la vista perdida en los ojos cerrados de sus niños, por un momento los malos pensamientos volvieron.

Llegaron a mí recuerdos de él en llamada, falsa, hablando con la otra persona que lo único que le importaba eran los niños; sus hijos.

Borré todo aquello al sentir como Louis carraspeaba la garganta.

Asentí y lo lleve a ver los regalos.

Con miedo de poder hablar o decir algo que nos vuelva a meter en discusiones.

Caminaba de espalda al respectivo lugar donde se encontraban los regalos, además de algo bastante apurada.

Tenía que saber cuál era la amenaza ahora, quién era y el por qué.

—Ley, cálmate. -Dijo Louis con su voz dura.

Asentí y calmé mi respiración.

—Lo siento.

Besó mi frente y con el dorso de su mano acarició mi mejilla, no entendía muy bien el humor de este chico. Lo estresado que podía llegar a estar de a ratos.

—Ya sé que soy lindo. -Dijo él en un susurro mirándome a los ojos- Pero me incomoda tu mirada.

—Ese ego, amor.

—Sí, está por las nubes.

Beso mis labios y luego se separó.

—No te preocupes, no debe ser nada malo.

Asentí tomando uno de los regalos.

Observé a mís lados y alrededores, cansada de lo mismo. Y cuando me dispuse a abrir el regalo, Louis me detuvo.

Dejó caer el que tenía el mostrando una lengua áspera de un animal. Era gigante y olía asqueroso.

En ella había una nota pegada; "habla y será la tuya la próxima vez".

Chasqueé mi lengua con incomodidad mientras daba pasos hacía atras sumamente cuidadosos y lentos. No tenía idea de lo qué podría suceder luego; y es que a veces el destino nos resulta incierto.

Observé a Louis no necesitaba ninguna razón más y él lo sabía.

Había prometido algo que no pudo cumplir, pero lo intento y estoy agradecida por eso. Somos jóvenes y solemos hacer promesas estúpidas. Aquellas terminan rápido y te agarran por sorpresa.

Se acercó a abrazarme y tomar el otro paquete de mis manos, lo soltó apenas lo sostuvo en sus manos. No se sentía tan bien aquello, pero era mejor que cualquier otra cosa.

Los brazos de Louis se sentían fuertes, y fue ahora cuando me di cuenta; de su garganta salían palabras alentadoras y a la vez aterradoras. Tenía miedo de que me abandonara.

—Leyla, mírame. -Se alejó un poco tomando mí mandíbula con delicadeza.

Se quedó observándome un rato y al no obtener respuesta su labio superior se levantó, como solía hacer hace un año al saber que algo estaba mal.

—Quiero que comprendas; todo se puede ir a la mierda, pero yo me quedó. -Su tono de voz brusco me dió tranquilidad, más que siempre.

Y lo abracé, sin importar nada de lo que había pasado, el me devolvió el abrazo fuerte para cuando me di cuenta ya era tarde; estaba sonriendo como enamorada una vez más.

En aquel momento comprendí, Luke no era para mí... Yo no estaba buscando a alguien que me diga que todo iba a ir bien, estaba buscando a alguien que me abrazara fuerte y dijera que se quedaría a mi lado, a pesar de la mierda que había.

Y él era ese alguien, tan simple pero lo era. Estaba a mi lado aún en los momentos más difíciles. ¿¡Cómo no amarlo!?

Fue cuando sentí que debía grabar todo aquello en mi mente para luego plasmarlo a papel, con letras sumamente prolijas para que todos se enteren de lo que era el amor de verdad.

Louis soltó el abrazo, susurrando algo que solo él y yo podríamos escuchar; "Este no será nuestro primer abrazo pero te diré que no será el último".

Me sorprendí a mí misma sonriendo como estúpida toda el día e incluso la noche.

Louis:

Cometí un grave error al dejarla sola la primera vez, con tan solo 18 años y embarazada, me sentí horrible en aquel entonces.

Pero ahora puedo hacer lo que no hice en su principio, lo que debí hacer en el momento.

Me sorprendía que a pesar de todo que ella siguiera aquí, si supiera cuanto la quiero... Pero claro, solo para mí.

¡Era sorprendente! El amor y cariño que me tenía esta chica, que ahora estaba a mi lado descansando, cómo para volver con el chico que la dejó por cobarde.

Ella solía decir que le encantaban aquellas personas que dejan marcas, pero sin tener la necesidad de herir.

Ahora yo suelo recordarlo e intentar no sentirme mal conmigo por aquellas cosas que ella solía mostrarme y que no podía cumplir.

No soy el chico perfecto para ella, tan solo soy alguien que intenta hacerla sentir bien, hacerla sonreír y recordarle lo hermosa que es siempre.

—¿Louis? -Susurró ella- ¿Qué haces despierto?

Su voz ronca junto a su cabello todo despeinado la hacían ver muy hermosa.

—Estaba por llevar a Leo y Lucas con mi mamá. -Ella sonrió- ¿Vamos?

—Sí. -Dijo entre bostezos mientras besaba mis labios.

Sonreí mientras se levantaba de la cama, observé sus bellos lunares en la espalda hasta que volteó a verme con su sonrisa tierna de niña pequeña.

No pude imaginar quién era aquella persona que sentía odio por Leyla, sabiendo que ella era 101% ternura en su ser.

Going back to the past.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora