tres

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Pov Taehyung.

De nuevo, recreo, mi escondite, cigarrillos.

¿Por qué sigo haciendo esto?

— ¡Taehyung! —gritaron.

De nuevo: Jeon, gritos, molestias.

Siempre la misma secuencia.

Creo que debo cambiar mi escondite secreto, pues ya no es tan secreto.

— ¿Puedes dejar eso? Llegaremos tarde.

— Relájate Jeon, el profesor demora quince minutos en llegar y lo sabes.

Soltó un poco de aire y me observo con atención. Más bien no a mi, sino al cigarro entre mis dedos. Y una sensación horrible se atoro en mi interior. Era la fina mezcla entre odiar que el pequeño genio probara algo tan tóxico y a la vez la intriga de saber qué tan sensual se vería entre sus labios.

— Dijiste que no te gustaba.

Me observó con el ceño torcido y no entendí por que esa mirada expresaba enojo.

— ¿Qué?

— La semana pasada, lo confesaste.

Miro el cilindro de tabaco entre mis dedos.

¿Por qué te molesta tanto Jeon?

— Y tú dijiste que harías mi tarea de matemáticas y no te veo haciéndola.

— Tampoco te veo a ti con mis trabajos de inglés.

— Se dice works, Works of English, Jeon.

El revoleo sus ojos.

Hubo silencio. Él se recostó sobre la pared mientras yo terminaba mi cigarrillo.

Nota mental uno: cambiar mi lugar secreto. Enserio, ¡cámbialo! 

Nota mental dos: hacer recordatorio de la nota mental uno.

Me senté junto a Jeon. Flexione mis rodillas y cargue mi peso sobre ellas igual que él. Era un día soleado, el llevaba su camisa blanca como siempre y su cabello arreglado.

Era como arreglado pero sin esfuerzo.

Incluso en eso era perfecto: intentando no ser perfecto.

Había una ligera brisa, el viento soplaba moviendo cosas a su paso. Hojas, polvo, incluso las cenizas de mi cigarro.

El viento movió el perfume de Jeon y este aroma se impregno en mi nariz. Olía a limpio, olía dulce y fuerte. Como él. Incluso eso ¿Jeon? ¿Enserio? ¿Hasta esto es perfecto en ti?

Y tú ni siquiera lo sabes.

  Me fastidias.  

— Quizás sí debo relajarme un poco— rompió el silencio al fin.

— Hoy no es martes Jeon — el me observo sin entender — No es martes para tener ese rostro y esas poesías.

Tome la caja de cigarros y lleve nuevamente otro tubo de tabaco a mis labios.

— ¿Otro más? —pregunto curioso y sarcastico.

— Otro más, siempre son dos los jueves.

— Tus jueves son mis martes.

— Exacto.

Ambos nos quedamos en silencio.

Lo único que se oía era el viento zumbando en los árboles. Miré al cielo, las nubes se movían de manera hipnótica.

School Of Idiots In LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora