Pov Jungkook
Yo no lo extrañaba. No, por supuesto que no.
Tenía mil preguntas en mi cabeza. ¿Qué era salir con él?
Por qué salir con cualquier otra persona podía siquiera imaginarlo, pero con Taehyung era todo diferente. Yo simplemente no podía visualizarlo, todo iba más allá. Y tenía una presión extraña en el pecho que me hacía sonreír.
Yo no estaba pensando en él. No, por supuesto que no.
Sólo estaba mirando su número en la pantalla de mi teléfono como idiota.
Después de la enfermería y de explicar que lo sucedido con Taehyung fue un accidente, bueno no tan accidente, él ese día me dio su número.
Aún recordaba sus palabras: — Háblame sí me extrañas— dijo despidiéndose con una sonrisa agitando su mano y guiñando un ojo.
¿Qué le hacía pensar qué yo iba a estar pensando en él?
Su número en mí pantalla... parecía irreal...
La pantalla se apagaba y yo volvía a tocarla para seguir viendo su número.
— Jungkook—llamaron a mí nombre.
Sólo entonces enderecé mi cuerpo. No me había dado cuenta que había echado mi cuerpo flojamente sobre la mesa, incluso estaba arrugando las hojas de mi cuadernillo.
— ¿Sí, Hyung? —dije.
— ¿Qué te pasa? Hoy pareces distraído.
¿Es broma?
No sé qué me pasa.
Sólo sé que quiero gritar ¡Estoy saliendo con alguien! No con cualquiera ¡Con Kim Taehyung!
Pero no, tranquilo, todo normal.
No pasa nada, sí nada de nada.
— Estoy bien— dije reprimiendo una sonrisa.
— Bien, volvamos al inglés ¿Tendrás examen dentro de poco no?
Lo había olvidado por completo.
— Sí — sostuve mi cabeza con mis manos.
— Tranquilo, vas bien, unas clases más y terminamos la unidad.
— Gracias por enseñarme, Hyung.
— Para eso me pagas—carcajeo.
Continuamos estudiando.
Bueno yo estudiaba.
Me tomaba descansos donde sólo podía hacer una cosa: Pensar en Kim Taehyung.
Al salir de la casa de Namjoon hyung, mi particular de inglés, cargue mi mochila al hombro y mire mis pies al caminar.
Había besado a otras mujeres antes, no es como si besar fuese algo nuevo. Pero, dios. Besar a Taehyung había sido otra cosa.
Mi estómago se revolvía y mi cuerpo se volvía de gelatina.
Me gustaba, me había generado algo que nunca jamás nadie había logrado y no sabía si eso estaba bien o estaba mal o qué carajos era.
Mi celular vibro en mi bolsillo y me entusiasmé, lo desbloquee con mis dedos temblado y mi ansiedad se fue al mirar la pantalla.
La decepción me invadió al ver el nombre de Jin en la pantalla. Era una llamada.
— ¿Qué? — dije con pocas ganas.
— ¿Dónde quedo mi respeto?
— ¿Qué respeto?
