Al día siguiente me despierto con un dolor de cabeza muy fuerte. Son las siete y media de la mañana, he de ir al instituto. Mientras me visto, intento no mover mucho la cabeza, porque cada movimiento brusco aumenta el dolor. Me visto con una camiseta blanca, pantalones negros, y una sudadera gris con cremallera.
Recuerdo perfectamente lo que he soñado esta noche, una chica sin rostro, copias de mí, cadenas y serpientes... Me inquieta no saber porqué he soñado esto.
Voy al bar de debajo de mi casa a desayunar. Pido un café con leche, acompañdo de un croissant. Mientras me lo acabo, sigo pensando en el sueño hasta que se me pasa la imagen de Sara riéndose por mi cabeza. Ayer fué una tarde muy extraña. ¿De donde ha salido Sara? Me dijo que nos conocimos en la fiesta de Isma... No quiero pensar en eso.
Esa noche... Ojalá puediera volver atrás en el tiempo y cambiar las cosas.
Si me paro a pensar, tampoco iba muy borracho, no estaba tan mal como no acordarme de nada... Entonces, ¿porqué parece que pasaron un montón de cosas y no me dí cuenta?
Miro el móvil para ver la hora, son las ocho y cuatro, faltan quince minutos para que empiecen las clases. Debo irme ya.
Salgo de bar rápidamente, a un paso acelerado para llegar puntual. A un par de calles doblo la esquina a la derecha y llego a un callejón dónde nunca pasa nadie, lo utilizo como un atajo. Está lleno de basura, tuberías, ropa sucia y algunas cosas más... Cuando estoy a punto de llegar a la esquina, una voz me llama. Es la de Sara.
- ¡No me lo puedo creer! -grito antes de girarme hacia ella.- Te pasas el dia persiguiéndome, ¡déjame en paz! Casi ni te conozco...
Ella está a mitad de calle, se acerca unos pasos a mí, pero mantiene la distáncia.
- Créeme, aún no me conoces bien, pero hacerlo no será algo de lo que te puedas arrepentir -habla muy enserio - Vamos.
- ¿Como? ¿A donde quieres ir? -no puedo creer lo que esta pasando.- Llego tarde a clase.
-Enserio, da igual. -me ofrece su mano para que la siga- Tengo que enseñarte algo.
La curiosidad me mata, pero una parte de mi me ordena que no le haga caso. La miro, con increduidad, estoy perdido, no sé que hacer ni que puede pasar. Decido que me puedan las ganas y me dejo llevar.
-Te sigo.
Ella empieza a caminar, yo voy detrás de ella. Caminamos durante un buen rato. Miro mi relog, son las nueve y diez, ahora mismo estaría durmiendo en clase de historia. Supongo que esto es mucho mejor. Sara no me dirije ninguna palabra durante todo el recorrido, atravesamos un montón de calles por las que nunca había pasado, Sara observa todo, asombrada, como si fuera su primera vez. Se me pasa por la cabeza la posibilidad de que ella tampoco sepa a dónde vamos, pero sigo callado. Las casa empiezan a ser menos abundantes en esta zona, no paramos de subir por calles larguísimas y, poco a poco, vamos dejando la ciudad atrás. Ahora vamos por un camino, de tierra. Hay un montón de flores alrededor, como si en un momento, el invierno se fuese y llegase a primavera.
- Vamos, ¡ya estamos a punto de llegar!
Sara empieza a correr hasta llegar al final de la colina. Desde allí se puede ver toda la ciudad y, más allá, a lo lejos, está el mar. Me siento en la hierba, y observo todo el paisaje. Es precioso.
- Sara, ¿porque me has traído aquí? -le pregunto.-
- Pensé que te gustaría, ¿nunca habías estado aquí? -me pregunta mientras sigue disfrutando de las vistas-.
- No, nunca. Pero me encanta.
- Al, puedo ayudarte. -me habla preocupada- Se que no todo te va muy bien últimamente
- ¿A que te refieres?
No se cómo, ni porqué, pero en mi interior, durante un momento, noto un rayo esperanzador que me anima un poco.
- Sé como puedes arreglar tu estragos del pasado. Solo debes confiar ciegamente en mí.
Este momento es extraño, nunca había estado en tal situación. Estar sentado en un lugar tan apartado y agradable, con una chica que casi no conozco de nada, cuando debería de estar en clase.
Sara se me acerca, a mi oreja. Quiere decirme algo íntimo y solo para mi.
- Con tus sueños.
Su susurro me da escalofrios, me quedo parado. No lo entiendo, ¿en que me pueden ayudar los sueños?
- Un sueño, es una proyección de tu mente. Normalmente no podems escojer lo que vemos, porque mientras dormimos no somos conscientes de que soñamos. Pero a veces nos damos cuenta de lo que esta pasando y somos capaces de controlar lo que sucede dentro del sueño, siendo capaces de manipularlo todo, incluso el tiempo.
Sara, habla con entusiasmo. Se nota que le interesa y quiere ayudarme. Pero esto me asusta.
-Sige contando, -le digo- quiero saber más.
- Bueno, a esto se le llaman Sueños Lúcidos, y quien los padece es capaz de controlalo todo, menos el tiempo. Eso ya es más complicado. Pero aquí estoy yo...
- Espera, ya se por dónde vas... No creo que esto vaya a funcionar la verdad. -me siento bastante incómodo, quiero irme- Será mejor que me vaya.
Me levanto, y vuelvo por dónde he venido. Pero antes de avanzar más, me paro un momento y me giro.
- Y no me vengas a buscar más.

ESTÁS LEYENDO
Si ella quiere
Teen FictionAl es el prototipo de chico perfecto y popular en el instituto. Si no fuese por Sara, su vida estaría a punto de tomar un final trágico. A veces, quién menos te lo esperas puede darte grandes lecciones de vida, y ayudarte a ver las cosas desde otra...