Realismo I

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Al día siguiente me siento mal, lo primero que noto al despertar es mi dolor de cabeza. Se que he soñado algo extraño, aúnque no puedo recordarlo. Noto como que mi percepción sobre todo lo que me rodea es diferente cuando sueño. El procesamiento de olores, colores y sensaciones es diferente. Igualmente no me puedo levantar de la cama, así que me quedo mirando el techo hasta que la boca empieza a salivar, me apetece un café. Hago un gran esfuerzo para sentarme en el borde de la cama y quedarme mirándo los pies. Seguramente el café no sea la mejor opción ahora, aúnque no me importa, quiero un café.

No me arreglaré demasiado para ir a la cafeteria de abajo de mi casa, así que me visto con unos pantalones de chandal de ayer y una camiseta sencilla.

Mientras me estoy tomando el cafe en la terraza del bar, veo la gente pasar.  Historias, situaciones, confusiones, destinos, sueños... Mil historias pasan cada día por delante nuestro y no les damos importancia. Aúnque es normal, si vives inmerso en una unica realidad, la propia, no te darás cuenta de lo que realmente pasa a tu alrededor.

Busco el móvil en el único bolsillo de mi pantalón, pero solo encuentro mis llaves y la cartera. Se ha quedado en casa, así que aprovecho para seguir observando mientras ya me he bebido la mitad del café. La calle es amplia y ruidosa, a mi derecha hay una gran plaza llena de turismo y vida, y a unos pocos metros por delante hay una esquina a la via principal, donde hay un paso de cebra. Mientras observo la gente que espera en el semáforo alguien me llama la atención, una chica que cruza la calle entre una multitud de gente. Nos cruzamos las miradas un par de veces.

Durante un momento pienso en lo extraña que se puede tornar una situación, como una simple persona puede cambiar toda una ruta. Pues en ese instante, algo se gira, y da comienzo a algo extraño que, simplemente, pasa. 

Sin más.

Esa chica, con la que me he cruzado las miradas se acerca a mi mesa y se sienta conmigo, en frente de mi, me mira.

-¡Hola! ¿Cómo estás? - Me mira con una sonrisa exagerada.

-¿Nos conocemos? - Pienso en la posibilidad de ya conocerla, eso explicaría porqué me ha llamado la atención.

- No lo sé, ¿cómo te llamas? - Me mira con curiosidad mientras cruza los brazos y se apalanca en la silla.

- Al, ¿y tu? - Tomo un trago del café y me lo acabo de golpe.

- Que nombre mas curioso, ¿cómo crees que me llamo yo?

- Sara - Me quedo muy sorprendido por mi reacción, sin querer he soltado el primer nombre que he pensado. He sido demasiado impulsivo, como si fuera una cara familiar...

Ella me mira asombrada pero con picardía, empiezo a sudar un poco. Me siento incómodo, y la cabeza comienza a dolerme aún más.

- Sabía que te acordarías. - Se apoya en la mesa con interés, como si esperara una respuesta que le sorprenda. - Cuéntame cómo alguien como tú lleva esta vida.

- ¿Mi vida? ¿Que le pasa?

- Vives relativamente solo, pero vas al instituto. Tienes novia, pero no sabes si la quieres. Tienes amigos, pero sabes que no son realmente de confianza. - Se vuelve a estirar en la silla vagamente. - ¿No te agobias?

Esta situación empieza a ser muy extraña, me despido como puedo y cargando mi dolor de cabeza y la náuseas me voy al portal de mi casa, las prisas me pueden y, aúnque me cuesta encajar las llaves en la cerradura, finalmente abro la puerta subo al piso. 

Si ella quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora