Birk asomó su nariz cuidadosamente en la puerta del castillo, previendo que nadie le viera, los bandoleros entrados en su celebración, ni siquiera notaron su presencia, Mattis los alentaba parado en la mesa con su máscara de asalto, gritando con ánimo.
-¡¡¡Hoy mis queridos bandoleros, nos haremos de un buen botín!!!
-¡¡¡¡HEY!!!
Gritaban en coro los bandoleros levantando su mano alrededor del hombre.
Birk entonces entró a hurtadillas con Ronja en su espalda.
-No puedo creer que no me haya dado cuenta de esto antes.
Expresó la chica haciendo una mueca, viendo a su padre hacer alboroto.
-Esos sujetos hacen de todo un drama, para ellos cualquier robo, asalto o hasta haber matado un conejo es una "gran" victoria, era normal que no te percataras de sus planes.
Justificó el pelirrojo subiendo con cuidado las escaleras, así, llegaron a la habitación, Birk abrió la puerta cuidando que el rechinido de la bisagra de la puerta no fuese llamativo, por lo que miró hacia abajo, en dirección a la celebración para cerciorarse que nadie notaba su presencia, los gritos y alardeos eran tan consecutivos y sonoros que resopló con alivio y con más confianza entro a la habitación, miró una cama y dejó ahí a Ronja.
La chica sonrió al ver al pelirrojo sobándose en hombro mientras daba vueltas a su brazo.
-Seguro que te has cansado mucho de cargarme.
-Nada de eso, eres muy ligera.
Respondió sonriente, tratando de no mostrarse débil ante la chica, Ronja lanzó una risita.
-Tal vez no seas tan alto como Mattis, o tan corpulento como Borka, pero posees mucha fuerza de voluntad Birk Borkason, y esa fuerza es la más admirable y difícil de mantener.
El chico se detuvo de su acomodamiento óseo mirando a la chica, sin decir una palabra, luego bajó la mirada algo pensativo para luego regresarla a la castaña acompañada de una sonrisa.
-Bien, hermana mía, iré a buscar algo para esa pierna herida, tu mientras trata de cambiar tu ropa o pescarás un refriado.
Ronja asintió mientras Birk salía del cuarto, regresó a la planta baja, se dirigió a la cocina con cuidado de no ser visto nuevamente, abrió las alacenas buscando musgo, pero solo encontraba legumbres y frutas secas, entonces se dirigió a unos sacos que se encontraban acomodados al lado del caldero y con el escándalo detrás no se percató que alguien lo observaba hasta que de momento sintió una presencia detrás y lentamente se dio la vuelta.
-No creo que esa se a la forma correcta de pedir las cosas, Birk Borkason.
Expresó Lovis con las manos cruzadas, mirando al chico, Birk dibujó una sonrisa temerosa y Lovis resopló.
-Se puede saber porque entraste con mi hija en la espalda, ¿Le pasó algo a Ronja?
Preguntó la mujer con postura firme.
-Fue culpa mía, pero... - Dijo el pelirrojo apesadumbrado desviando la mirada, para luego mirar a Lovis con firmeza en su mirada y sus palabras. -A partir de ahora, garantizo que no voy a lastimarla de ninguna forma de nuevo.
Ambos se miraron fijo, el chico se sentía algo intimidado por la mirada seria y penetrante de la mujer, pero no vaciló ni despegó la mirada, era como si la madre de Ronja quisiera ver la mentira en los ojos del muchacho y éste diera su palabra de que no mentía, con decisión y sinceridad, Lovis entonces, suspiró, cerrando los ojos, cediendo a Birk, entonces se dio la vuelta y abrió una alacena sacando un frasco, se lo entregó al pelirrojo, el chico lo miró, era un ungüento verdosos.
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Te amo, Hermana mía (Ronja Rovardotter y Birk Borkason)
RomanceLos lazos entre la hija del bandolero y Birk Borkason son irrompibles. Luego de unos años después de la muerte de Skaller-Per, Ronja y Birk siguen sus despreocupadas vidas negándose a cumplir el legado de sus padres; Sin embargo el tiempo no se ha...