Respiré profundamente mientras me envolvía en las blancas sábanas, el sueño era abrumante y el templado clima no me apoyaba.
Tu fuerte aroma impregnado en las almohadas hacía que me abrazara más a ellas con una gran sonrisa, pues en mi cabeza solo vivían recuerdos tuyos, que solo a ti te pertenecían.
No logré abrir mis ojos, no quería hacerlo.
Estiré mi brazo en el espacio vacío de la cama, donde se suponía que estarías durmiendo pero no era así. ¿Otra vez no llegaste a dormir, Hobi?
Ya había perdido la cuenta de las noches en las que no habías dormido a mi lado... te extrañaba.
Pero, aunque me preocupara, sentía confianza, después de todo, siempre volverás a mí.
¿No es así, Hobi?
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