Encendí la emisora y sonreí al escuchar tu música favorita, era una suave balada, recuerdo haberla bailado contigo cuando cumplí mis catorce años, me sentí nervioso aquella vez, pensaba que si fallaba, tu te burlarías de mí pero no fue así, aún sabiendo que yo tenía dos pies izquierdos, te ofreciste y eso me hizo muy feliz.
Terminé de servir el último plato, dudé si debía abrir la copa de vino o no. Opté por dejarla sellada.
Vi la hora y aún era temprano, tal vez llegarías en media hora o más.
Decidí irme a cambiar de ropa, por lo que subí a la habitación y me metí a la ducha.
Cuando salí, procedí a ponerme ropa y para hacer este día más especial, me puse una camisa tuya, tú siempre pasabas diciéndome que amabas verme con tu ropa ya que me veía tierno. Y así fue, vestí tus prendas.
Bajé, y aún no llegabas, vi el reloj, ya eran las 10 pm.
Empecé a preocuparme, aunque no debía ser impaciente, debía respetar tu jornada laboral así como siempre respetaste la mía.
Pero ya quería abrazarte, hoy me había sentido muy solo al no verte, tan solo al igual que ayer...
Muero por un beso tuyo... muero por ti, Hoseok.
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