6.

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DRIES

Ella estaba frente a mi.

Serena había vuelto a mi, después de una semana sin verla, sentí que mi alma volvía a mi cuerpo, Damon la trajo de vuelta.

Estaba pálida y fría, Meissa estaba en la cocina preparando café.

-¿Cómo la encontraste?- pregunte con voz temblorosa.

-Ella me encontro- no dijo mas, Serena parecía perdida en algún mundo invisible.

Meissa llego con el café y dijo que Nashira y Andrew, estaban en camino.

Apenas supimos donde estuvo Serena, no quería decir nada, sólo nos dijo el nombre de su secuestrador: Orfeo. No dijo más, creo que ni siquiera era totalmente consciente de lo que paso aquella noche que se la llevaron de mi lado.

No dije nada, no era el momento para tener el reencuentro que deseábamos. Habíamos esperado miles de años y podíamos esperar un par de días más, sólo hasta que mejorará.

Además no estaba enterada de que yo sabía su identidad de princesa y guardiana lunar. Era mejor ir paso a paso.

Serena se junto mas a Damon, como si tuviera miedo de mi y Meissa, fue como una estaca a mi corazón.

No paraba de ver cada centímetro de la sala y cuando el timbre sonó, dio un saltito en su lugar ¿Qué le habían hecho a mi princesa?

-¡Serena!- grito Nashira y se lanzó a ella abrazandola- Me tenías preocupada, pensé que jamas te vería de nuevo...

-Esta bien Nash, estoy bien- acaricio el cabello de su amiga y derramó un par de lágrimas.

No dijo mas en lo que quedó de la noche, fue a dormir temprano evitando nuestros miradas de preocupación.

Se despidió de Damon con un beso y un suave susurró, ¿Desde cuando eran tan cercanos? Tenías mis dudas, las cuales tuve que evitar pronunciar, no era momento de armar un escándalo por mis celos.

Cuando todos se fueron, subí al cuarto de Serena, necesitaba verla, saber que estaba ahí y que no se iría.

Ella dormía plácidamente en la cama, la luz de luna se colaba por la ventana, iluminando su bello y angelical rostro. Noté que en sus manos sujetaba algo redondo y brillante.

Me acerque a ella y despacio, lo quite de sus manos. Lo abrí y una música salió del objeto, era un reloj, con las fases de la Luna, las manecillas no se movían y me pregunte como era que sonaba.

Serena murmuro algo en sus sueños y le devolví el reloj. Una sonrisa se dibujo en sus labios.

-Te amo, Serena- confesé.

Un peso se quito de mis hombros.

Hace miles de años la había amado de igual manera, por mas mujeres que hubo en mi poca vida, ninguna fue como ella.

No tenían su sonrisa, ni su sarcasmo o se quedaba dormida mientras estudiaba, ninguna cocinaba como ella...no eran ella.

Siempre sería la primera y única mujer que amaba

SERENA

Era nuestro primer baile en el palacio de Cristal. Toda la gente de la Luna estaba invitada sin distinción de clase.

La realeza de la Tierra asistió con alegría, pero nada de eso importaba.

Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora