17. Conociendo a la familia. (Parte uno)

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Llegamos a casa y las luces están encendidas.

Ay no.

—¿Hay personas en tu casa?

Presguntó Nicolás y yo no supe qué responder, ambos escuchamos risas provenientes del interior.

—-Sígueme y haz silencio.

—¿A dónde vamos?

—A mi cuarto.

—Cómo amo esas tres palabras.

Dijo burlón Nicolás y yo lo golpeé.

—Ouch. Sabes que es verdad.

—Ya, cállate. Ayúdame a subir por la ventana.

Nicolás bufó pero me levantó por la cintura y me ayudó a esclar el muro. Las ventajas de tener una casa de ladrillos. Llegué al tope y abrí la ventana, empujé las cortinas y aseguré el perímetro.

Entré rodando estraatégicamente y me sentí por segundos James Bond. Le hice la señal a Nicolás y subió en un  dos por tres.

—Bien. Quédate aquí, me iré a duchar.

—¿Qué los invitados no tienen el privilegio de ducharse primero?

—No.

—Y...¿tu novio no tiene el privilegio de ducharse contigo?

—No te pases.

Dije resistiendo las cosquillas que Nicolás me provocaba al besar mi cuello. Me reía bajito.

—Ya. Quédate aquí te prometo ducharme rápido.

Dije entrando al baño, me desnudé y entré a la ducha. De un minuto a otro la pintura salió en su mayoría, mi cuerpo estaba cubierto de espuma y la puerta se abrió, cerré las cortinas de inmediato y vi a un Nicolás asustado.

—¡Vete!

—¡Tu papá acaba de entrar al cuarto!

Susurró alterado Nicolás.

—¡¿Qué!?

—¡Sí!

Ambos permanecimos en silencio y el pestillo del baño se estaba girando. Cogí a Nicolás y lo metí en la ducha conmigo, la puerta se abrió.

—Jenn.

—¡Papá me estoy duchando!

Mi papá cubrió sus ojos con sus manos, eso le impedía verme y ver al chico que -juraría- me está viendo el trasero.

—Tus primos están aquí. Baja porque la cena está casi lista y tienes que saludar a tus tíos, te tienen una sorpresa. Bien...date prisa.

—Claro. Claro. Ya bajo.

—Ponte un lindo vestido, todas tus primas están muy arregladas.

Bufé.

—Claro.

Mi papá cerró la puerta y yo me tapé como pude, giré y vi a Nicolás con una mirada penetrante y unos labios rojos por el contacto con sus dientes. Estaba totalmente mojado.

—Cierra tus feos ojos ¡ahora!

—Jenn tienes un magnífico trasero.

¿Qué les dije? ¡Lo sabía!

—Saca esas imágenes de tu mente y dúchate rápido, ya oíste. Nos esperan abajo.

—¿"Nos"? Es una cena familiar, tu padre ni sabe que estoy aquí.

INTRUSO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora