Capítulo 1

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-Mi vida es un asco –dije casi tirándome en la silla de mi escritorio-

-Ya vas a comenzar –me dijo mi compañera en la oficina-

-No, créeme esta vez no me quejo de nada, Anthony llego hoy con un humor muy particular, llego nervioso a demás, y esta algo alterado

-Es tu jefe, tienes que tolerarlo –me dijo Rebecca en un regaño-

-Lo sé, sé que es mi jefe, pero tratar bien a su secretaria no le haría un poquito mal

-Solo te falta una semana y podrás obtener tu ciudadanía, podrás trabajar en lo que tú quieras, y ya no serás mas un favor de Anthony

-Favor no, soy su obra de caridad –dije y ella rio-


Mire la pila de papeles que tenía en mi escritorio y me dieron ganas de suicidarme ahí mismo.

¿Por qué no pude nacer en una familia de ricos, ser una niña mimada y privilegiada? ¿Por qué Dios, por qué?

Tome el primer folio al lado mío y lo abrí preparándome para un día totalmente agotador, Rebecca a los pocos minutos salió a sacar unas cuantas fotocopias y cada vez que hace eso se demora más de dos horas por estar coqueteando con Tommy, el chico de la fotocopiadora.

Mi celular vibro avisándome que tenía un nuevo mensaje.


"Mi amor, que tengas un hermoso día hoy.

Te amo y te extraño.

Sebastián."


Sebastián era mi novio, llevamos dos año juntos, pero lastimosamente él está en el país del al lado ya que a él no le dieron la visa, pero según los planes es que a mí me den la ciudadanía y el sí pueda venir conmigo, pero todo este proceso ha sido demasiado largo y agotador. Y lo odio.


"Yo también te extraño y mucho, ten un lindo día.

Te amo.

____."


Le di enviar y en seguida noto unas manos de hombre en mi escritorio, jugaban con sus dedos produciendo una ligera tonada al golpear sus dedos en la madera, subí mi mirada por ese perfecto traje hecho a la medida color negro, y justo ahí, unos encantadores pero intimidantes ojos mieles.


-¿Ya terminaste de hablar con tu novio o debo seguir esperando? –pregunto. Perfecto, otro empresarios con tendencias a creerse el dios del universo-

-Disculpe, ¿Qué se le ofrece?

-¿Esta Anthony Collins?

-Sí, pero no lo puede recibir ahora –dije, Anthony me había dejado ordenes estrictas de que nadie lo molestara hoy, y nadie, es nadie-

-Yo no te pregunte que si me podía recibir ahora linda –dijo caminando hacia la puerta de mi jefe a lo cual me levante rápido y me puse frente a él, entre la puerta y su cuerpo-

-El señor Collins me dio órdenes estrictas de que no recibirá a nadie

- Y a mí no me importa que ordenes te haya dado el

-Señor no lo puedo dejar entrar

-¿Cuándo mides? –Dijo mirándome de pie a cabeza- ¿1.65? –Pregunto con gracia, pero no sé qué le parecía tan chistoso- fácilmente puedo cargarte y apartarte de mi camino –dijo caminando hacia a mí-

-Señor retroceda o

-¿O qué? –Pregunto sonriendo- ¿llamaras a seguridad?

-Pues me temo que si, así que por favor retroceda, el señor Collins no tiene ninguna cita, así que su visita no será oportuna para el

-Yo no necesito cita linda

-______ -escuche la voz temerosa de Rebecca atrás de aquel hombre-

-Déjalo Rebecca, puedo controlar la situación

-Pero tú no entiendes –dijo nerviosa-

-¿No entiendo qué? –pregunte confundida-


Aquel hombre se agacho para quedar a mi nivel, tenía su rostro justo a pocos centímetros mío, podía ver cada poro de su cara, podía ver con detalle de sus ojos encantadoramente mieles.


-Soy Justin Bieber linda–dijo y mi rostro palideció-, soy el dueño de la empresa

-Yo...

-¿Me vas a dejar pasar ahora?


No respondí nada solo di un paso al lado dejándolo pasar.

Respire profundo cuando sentí que se cerró la puerta atrás mío, oh por Dios le iba a echar a los guardias al dueño de la empresa.

¡Pero yo que iba a saber que él era el dueño de la empresa!, pensé que el dueño de la empresa era un viejo verde de unos noventa años, pero el señor Bieber apenas aparentaba unos veintiocho o treinta años como mucho. 

Parece un niño sacado de kínder, no podía ser el dueño de la empresa.


-Vez despidiéndote de esa nacionalidad –me dijo Rebecca y mi corazón comenzó a latir-


Mi vida realmente es un asco.

Rebecca me había traído un vaso con agua, mientras yo trataba de respirar profundo en aquella silla, había dañado un año y medio de trabajo para conseguir mi ciudadanía solo por no reconocer al maldito dueño de la empresa donde trabajo.


-Anthony me va a matar cuando se entere lo que le hice al señor Bieber, me va a tachar mi hoja de mi vida para siempre, luego me ahorcara con sus propias manos y además profanara mi tumba, te lo aseguro

-Es increíble lo exagerada que eres, si te va a despedir, pero matarte no, pero solo porque es ilegal –dijo ella riendo mientras yo la miraba mal-


La puerta del ascensor se abrió dando a tres oficiales totalmente armados hasta las trancas.


-¿Cuál es la oficina del señor Collins? –Preguntaron y yo solo di para señalar aquella puerta-


Los oficiales entraron sin previo, Rebecca y yo nos miramos sin entender que estaba pasando hasta que salieron con Anthony Collins esposado, la quijada de mi compañera y mía casi caía al suelo.

Esto sería un boom. Sí, estoy estaría en todos lados.

Atrás de ellos salió el señor Bieber que se quedó de pie con los brazos cruzados mirando cómo se llevaban a Anthony.


-¿Señor Bieber que ocurrió? –Se atrevió a preguntar Rebecca-

-Anthony le estaba robando millones a la empresa –dijo completamente serio-

-¿Asi que debemos esperar su remplazo? –pregunto de nuevo ella, Rebecca llevaba como unos ocho años trabajando en la empresa, supongo que conocía bien al señor Bieber, al menos eso creo por verla hablándole tan cómodamente-

-No, yo me quedare –dijo él,  definitivamente me iba tirar por la ventana del edificio-

-Asi que usted será

-Si –no me dejo termina sonriéndome tal maliciosamente como era posible-, seré tu jefe, tu único jefe.


Definitivamente mi vida es un asco.

Aunque bueno, al menos no me despidió. 




El dueño de mi vida JB.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora