Capítulo 4

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Mi celular llevaba sonando como tres horas... está bien, tres horas no, pero casi.

El seguía sonando, seguía sonando como si me recordara con cada tono lo miserable que es mi vida, moví mi mano y lo tome colocándolo en altavoz.


-¡Es domingo! –grite al contestar-

-¿Y qué tiene que sea domingo? -¡genial!, era don pervertido-

-Que el domingo es para descansar

-Pues ya son las doce del medio día

-¿Y? –pregunte y escuche un resoplido de parte de el-

-Te voy a pasar a recoger en media hora

-No

-¿Por qué no?

- La única razón para levantarse un domingo es para comer

-¿Y qué crees que voy a hacer?, voy a comerte nena

-Cállate

-En media hora paso por ti –dijo y colgó-


A veces quisiera que el dueño de la empresa si hubiese sido un viejo verde a punto de morir, mi vida creo que estaría mejor.

¿Bañarme o no bañarme?, he ahí una de las grandes cuestiones de la vida.

Fui hacia la cocina, me dispuse a servirme un poco de cereal y entonces tocaron la puerta. ¿Por qué la vida tiene esa necesidad de hacerme trabajar más de lo necesario?, camine sin ganas hacia a la puerta y abrí encontrándome con don pervertido.


-¿Qué haces aquí? –pregunte-

-Desnúdate

-¿Qué mierda haces aquí?

-¿Asi se hablan unos recién casados? –Pregunto una tercera voz, el hombre apareció al lado de él, lo mire de pies a cabeza, otro hombre con creencias de ser el dueño del mundo-

-Max Maxwell –dijo Justin-, el abogado de mi padre –mire a Justin buscando una señal que me explicara que estaba pasando-

-Mi nombre es...

-Se quién es señora Bieber –me dijo recalcando el "señora Bieber" muy bien-, ¿lo que no me explico es porque se tratan asi y por qué no viven juntos?

-¿Y por que no le respondes tu mi amor? –le dije con vos brusca a Justin casi queriendo ahorcarlo-

-Él no me va a creer a mí, asi que lo traje para que tú misma le digas por qué no vives conmigo nena –me dijo con esa maldita sonrisa que aún me pregunto cómo demonios hago para quitársela-


El abogado miraba la escena algo entretenido al ver cómo nos tratábamos, el hombre se ve que no es ningún ingenuo o bobo, el hombre se ve inteligente como decía Justin, y la verdad no sé qué es peor, de que el hombre en verdad sea astuto o que el imbécil pervertido que ahora tengo como esposo se esté aprovechando de esta situación.


-Asi que te dio pena decirle lo que hiciste –le dije en forma de reclamo a Justin a lo cual el frunció el ceño mirándome extraño-, pues resulta que luego de firmar nuestra acta de matrimonio decidimos celebrarlo e irnos a un hotel –le dije sonriéndole al abogado a lo cual el pareció incomodarle un poco- ya sabe, como una tipo luna de miel de emergencia, usted me comprende –le dije y solo pude ver la sonrisa de diversión que tenía Justin-, cuando llegamos al hotel le dije a mi esposo que pidiéramos servicio a la habitación pues no habíamos comido bien ese día, pero al ver que se demoraba nuestras hormonas pudieron más y pues comenzó la acción –el abogado se pasó la mano por la frente y Justin se tapó la boca para evitar reír-, pero cuando estábamos en eso llego el servicio a la habitación, Justin fue a recibirlo y yo me quede en la cama, al ver que se estaba demorando fui a ver y resulta que aquí el señor le estaba coqueteando –Justin subió una ceja mirándome divertido- lo peor de todo es que era un hombre –y entonces su sonrisa se borró-, imagínese yo ahí desnuda, excitada y veo a mi esposo coqueteándole a un hombre, obviamente enojada le dije que me iba a quedar en mi apartamento

El dueño de mi vida JB.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora