El regreso

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—Estaremos juntos por siempre...-eso fue lo último que nos dijimos hace ya dos años-

—Link...-Zelda me llamó- habrá un festival hoy en la ciudadela, ¿me acompañas?.

—por supuesto- le sonreí, sé que debo estar bien por ella, aunque los extrañe, ella ya ha tenido que pasar por mucho y no quiero preocuparla más.-

Tome un suéter y salimos del castillo, Zelda estaba muy contenta, miraba hacia todos lados emocionada. Me encanta verla felíz, su sonrisa es la más hermosa del reino.

—Link, espérame aquí, parece que los soldados tienen problemas y quieren hablar con migo.

—¿estás segura que no necesitas ayuda? -le pregunté-

—si, no te preocupes, no me tardo.

Miré como se iba para hablar con los soldados, y de pronto, sentí una mano en mi hombro.

—joven -dijo una anciana, se cubría la cabeza con un rebozo- necesitas de mi ayuda.

—¿eh? -digo confundido- ¿a qué se refiere?

—tú perdiste a tus amigos y quieres recuperarlos.

Cuando escuché eso, mi corazón latió tan rápido como pudo, esa mujer sabia que me había separado de ellos, ¿cómo lo sabe?, ¿acaso ella sabe cómo hacer que regresen?

—¿usted sabe cómo hacerlos volver?

—así es -dijo mostrándome una poción de color verde, parecía ser muy ácida- solo bebe lo que hay dentro del frasco y volverán.

Miré el frasco por unos segundos, de verdad los extrañaba y quería volver a verlos, aunque no conozco a esta mujer, pero...  Quiero que vuelvan, quiero volver a estar con ellos.

—de acuerdo -le dije- ¿cuál es el precio?

—no hay precio, es un obsequio.

—pues... Gracias -le dije, pero aquella mujer había desaparecido.

—¡Link! -gritó Zelda corriendo hacia mi, escondí el frasco en la bolsa de mi suéter y la mire- eh terminado, ¿seguimos?

—por supuesto, sigamos.

Él festival término muy tarde, todas las luces de la ciudadela se apagaron y las calles quedaron oscuras y solitarias, toda la gente se fue a sus casas a dormir. Una vez llegamos al castillo, me despedí de Zelda y entré a mi habitación, saqué el frasco de la bolsa de mi suéter mientras me sentaba sobre mi cama.

—¿así que si bebo esto ellos volverán? -todavía seguía sin poder creer que podría verlos de nuevo- bien.

Solté un suspiro y me bebí aquella poción rogando por qué funcionara. De pronto, sentí un fuerte mareo y dolor de cabeza.

—¿qué hacemos aquí? -esa voz es de... ¡Azul!- verde, ¿tú también?

No puedo creer que de verdad haya funcionado.

—¡Rojo, Vio, Azul! -dije mientras los abrazaba- ¡están aquí!

—¡verde! -dijo rojo- hace mucho tiempo que no nos veíamos, ya los extrañaba mucho.

—yo también quería verlos -decía vio con una sonrisa calmada- pero... Aún no entiendo por qué nos dividimos en cuatro si no sacamos la espada cuádruple.

En ese momento, alguien abrió la puerta de la habitación. Era Zelda.

—¡ah! -gritó Zelda- ¡son cuatro de nuevo!

La leyenda de Zelda (four swords)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora